Orlando,
cuyo peso de 115 kilogramos hacía resaltar su estatura
de 1.52 m., aprovechó la oportunidad de participar
en ese acontecimiento, junto a Hidalgo Tzec, representante
de los agricultores de Hopelchén.
“El
gordo Maas”, o “El más gordo”,
como también le llamaban sus amigos, fallecido recientemente
(23 de diciembre de 2010), fue designado para hablar ante
Salinas de Gortari por su trayectoria al frente del gremio
al que estuvo afiliado durante muchos años, labor
que combinó con el magisterio.
Cuando
Maas Puc tomó el micrófono, sabía que
su aspecto impresionaría a la concurrencia y, en
especial, al futuro jerarca de la nación. Por eso,
comenzó su perorata en maya; después, leyó
una cuartilla en castellano, que inició de la siguiente
manera: “Señor candidato: Los Ah-Canules le
damos la más respetuosa y calurosa bienvenida, a
este pueblo de Calkiní. Lo saludamos con la mano
de amigos, como lo hacemos los campesinos mexicanos”.
Las
líneas tomaron fuerza; en otro párrafo sentenció:
“¡Agradecemos su visita, y no se preocupe por
la oposición, porque de eso nos vamos a encargar
nosotros. Los vamos a sepultar debajo de los millones de
votos campesinos a su favor, cuando llegue la hora de la
verdad!”.
Antes
de concluir, recordó que los organizadores le habían
pedido aclarar la difícil situación por la
que estaban pasando los labriegos de esta región
(no esperaban que el huracán “Gilberto”
la empeoraría siete meses después). Improvisó
una frase que ahora es célebre en los corrillos de
la ciudad: “¡Señor candidato, los campesinos
nos estamos muriendo de hambre!”.
La
gente aplaudió a raudales, entre carcajadas, por
la expresión paradójica de “el gordo
Maas”, quien alcanzó a despedirse: “Muchas
gracias, y bienvenido señor candidato".
Salinas
recorrió con los ojos la voluminosa figura de Maas
Puc, como si pensara en lo benigno de ser hombre de campo
en este punto de la península yucateca.
Después
del acto masivo, el postulante, sin sospechar que su calvicie
también sería motivo de escarnio, preguntó
al orador: “¿Todos los campesinos de por aquí
están como tú?". El líder calkiniense
se apresuró a contestar en voz baja: “Sí,
así estamos todos... fregados...”.