Hoy quiero hacer una reflexión hacia uno de los hombres más ilustres de nuestro México, que aun allá en el sitial que ocupa en el eterno oriente, su presencia está aquí con nosotros, aquel hombre que fue capaz de construir un puente que uniría por siempre un pasado y un eterno presente a través de su ideario.

Hoy en nuestros días, la fidelidad a la memoria de este gran hombre, don Benito Pablo Juárez García, exige un firme compromiso, ante los déspotas que aborrecen la verdad, la justicia, la luz de la libertad, la igualdad y la fraternidad, ya no podemos seguir siendo pasivos espectadores, debemos sumarnos a la defensa de nuestra Patria.

Juárez, como el más liberal en la historia nuestra, luchó por legarnos un país libre, una nación con una independencia sólida, peleó cual estoico guerrero contra países intervencionistas, así como contra los traidores y conservadores, que aspiraban a seguir hundiendo a los mexicanos en el oscurantismo y el estado confesional que prevalecía. Por eso Juárez es México y México es Juárez.

21 de marzo, lo recordamos como una fecha para conmemorar el natalicio de este insigne patriota, es un día para reafirmar que ahora nos toca a los liberales de este siglo XXI, seguir defendiendo sus principios, por eso ante un monumento de mármol, de bronce o aun ante la grandeza de su solo nombre, debemos ratificar nuestra lealtad a la Patria, a las instituciones, no a los hombres de oscuridad demagógica que atentan contra nuestro México.

Hoy vemos un país agraviado, convulsionado, humillado por el extranjerismo avasallador, un México con una crisis económica y política que hunde los pilares de la Soberanía Nacional. Es por eso que hoy, la presencia del pensamiento y de la obra de Juárez, adquiere plena vigencia.

Con Juárez, las reformas se sustentaron sobre el derecho y la razón, la democracia, la igualdad, el fortalecimiento de las instituciones, las libertad de conciencia y de expresión, sin las creencias de la superioridad de razas y doctrinas, porque ahí estaban cimentadas los principios para forjar un destino propio, el de México libre y soberano. Reformas con carácter humanista de un hombre congruente.

La República debe volver a triunfar, los mexicanos, no debemos entender la modernidad y la globalización como el sometimiento a las fuerzas extranjeras, y el entreguismo económico y político, si no enarbolar de nueva cuenta los principios de la República y la Constitución.

Hoy tenemos unas reformas simplistas que laceran al pueblo, y sobre estas tenemos que rescatar la esencia de nuestro pueblo, luchar para que México salga adelante con su propio esfuerzo, el esfuerzo del pueblo.

México esta convulsionado, políticamente, socialmente y económicamente, son momentos para actuar con los valores heredados por el más ilustre reformador mexicano. Pero no basta con recordar, se deben llevar a la práctica su ejemplo. Juárez fue un hombre que creyó en sus ideales y defendió sus principios, un hombre excepcional, un presidente con firmeza de decisión.

A 210 años, recordar esta fecha, es asentir que el ideario juarista vive entre los hombres, Juárez no es del pasado, no es un ayer, no es voz perdida en el tiempo, ni lejana nostalgia que añorar, Juárez está vivo, Juárez, es este presente que pelea, que lucha por la dignidad, por rescatar el México con futuro.