Los mayas considerados como la civilización más importante de Mesoamérica, nos legaron una muestra de su pasado, sus grandes ciudades, que lucen orgullosas su belleza, como ejemplo de lo que fueron capaces. Sentían grandioso amor y respeto a la naturaleza y sus elementos; tenían particularidades sacrosantas a las plantas y animales, que convirtieron en deidades que influyeron de diversas maneras en el mundo de los hombres, que sabían la combinación de la ciencia, artes, filosofía y la religión al servicio y cuidado de la naturaleza. Su lengua singularmente expresiva y onomatopéyica; sus incontables tradiciones y el inquietante simbolismo de sus leyendas, ritos profundamente filosóficos y su religión idólatra a sus deidades, Itzamna y K'u' uk'umkan en el “renacimiento”.
Literatura mítica y profética de los mayas tiene un lenguaje altamente simbólico.
Se emplean metafóricamente nombres de objetos, colores, animales, plantas y flores para expresar las ideas, las viviendas y las acciones. Digamos que el lenguaje se componía del medio natural en el que vivieron.
En los textos mayas hay un lenguaje sintético plenamente esotérico (libros de Yucatán) y otro más fluido y narrativo (libros de Guatemala); en el primero hay fórmulas mágicas, cuya función no es referencial, sino que por medio del sonido de la palabra adquirieron una finalidad de orden práctico. Son textos escritos para ser recitados o cantados. Estos textos que podemos leer fueron escritos después de la conquista empleando el alfabeto latino con base en sus tradiciones orales principalmente. La literatura conocida de los mayas entre los siglos XVI y XIX destacando los libros: “Popol Vuh”, de los Qui-Ches; “Chilam Balam”, de los mayas de Yucatán ; “Memorial de Solola”, de los Kakchikiles de Guatemala; el “Rabinal Achi”, un drama ballet de hace una centuria, estructura con leyendas de muchos siglos atrás; y el libro de los “Cantares de Dzitbalche”, único ejemplar de tipo literario en el área mayense por su contenido, nos revela varios temas; su autor fue el señor Ah Bam, bisnieto del gran Ah Kulel, autoridad importante del lugar en los ayeres: Hum pic ho tu ca bak ca katún (un mil setecientos cuarenta) probablemente ; época en la que Beltrán de Santa Rosa, propuso el cambio de la cedilla por la z.
Las inscripciones hechas en la cerámica son una auténtica enciclopedia de la vida y costumbres de los antiguos mayas. Al descifrar aquellos textos y estudiar los dibujos se puede apreciar su modo de vivir, a quien adoraba, como vestían, de que se alimentaban, por último como declaraban su amor. Con poemas como este tomado de una recopilación:
Del gran investigador yucateco Prof. Alfredo Barrera Vázquez, nacido en la tierra del ex cacicazgo Ah Canul, la ciudad de Maxcanú.
Fragmentos del Cantar número 15 sin nombre
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Cúan hermosa eres
cuando apareces
como estrellita humeante,
como luna,
como flor del bosque.
Doncella,
es tu vestimenta pura
y del todo blanca.
Ve a dar alegría
colma la bondad el corazón,
ya que tu llegada emociona
a los hombres todos.
Por eso a ti
lo mejor se te ofrenda… |
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Sen kiichpanech
kan a chi'ikpajal
jeé biix buuts'ilannjka chan e'ek,
Je'e biix uh,
lail beey u lol nikte' k'a'a'x.
Suujuy,
chen'en sakil a bu'ukil
lail tu la'akal jach sak.
Xeen a ts'ae u kiimak o' olil,
chuup yeetel uts'il a puksika'al,
a k' uchul ku ki'imako'olitik
tula'akal ma'ako'ob.
Leten a tial
U ma'alobil siijite'ech… |
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La leyenda nos indica que los hombres blancos y barbados, llegaron a un lugar en el cual, les despertó el interés de saber el nombre de un árbol por el peculiar colorido de sus flores maravillosas de azul purpúreo con señales se refirieron a la planta leguminosa y los lugareños, respondieron: hun cit baalché : el prefijo cit, y el sustantivo baalche' forman el nombre del lugar de procedencia del libro “Cantares de Dzitbalche”.
El baalche' tótem de los mayas de gran beneficio, de la corteza machacada se remoja en agua de miel, que al fermentar produce el néctar sacro de los Dioses que se ofrendan en sus ceremoniales.
Al poniente de la gran plaza de esta población de los k'a'ankaabaales, se erguía orgullosa y con su verde ramaje una ceiba legendaria, que acariciaba los pórticos de los trece cielos sagrados, (oxlahumtik'u') y descendiendo a la superficie considerada como el mundo de los mortales, lucía el tallo de tres metros de diámetro aproximadamente, los escalones del inframundo para llegar metnal de Ah puch; permitieron que algunas raíces, salieron a la superficie para dar asiento a los que llegaban a este centro de reunión, antes que el sol anunciara el nuevo día con su rojo celaje matutino, los hombres de los lugares de origen: bacabch'e'en (pozo del bacab), pequeño poblado agrícola donde el autor vio la luz primera; de kili'ich k'atab (santa cruz) y otras poblaciones a quienes se les convocaba a asistir.
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