Felipe Calderón Hinojosa, hasta el día de hoy, aún Presidente de la República, envió a la Cámara de Diputados una propuesta de reforma laboral para su discusión y análisis, misma que fue aprobada por ellos en fechas recientes y turnada a la Cámara de Senadores para lo conducente y de ser aprobada por éstos, reenviada al ejecutivo para su publicación en el Diario Oficial de la Federación (DOF) para su pronta aplicación.

Por su parte, Enrique Peña Nieto, presidente entrante de la nación mexicana declara que llevar a cabo en el campo de los hechos esta reforma será una de las prioridades de su gobierno (2012-2018), las otras acciones prioritarias peñitas son: el combate a la pobreza y la educación.

Presidentes -saliente y entrante- así como los diputados emanados del PRI, PAN, Verde Ecologista, apoyaron la mencionada reforma porque dicen que favorece a los trabajadores y promueve el empleo digni y respetable.

El Centro de Estudios Económicos del Sector Privado, en su reporte correspondiente a la última semana de septiembre, asienta que ésta estimulará la actividad productiva y generará mayor progreso económico, más empleo y bienestar a la población.

Ahora bien, de ser cierto lo del incremento del "bienestar a la población" ¿por qué el Consejo Coordinador Empresarial (CCE) se muestra tan contento y satisfecho con la reforma laboral en discusión? Posiblemente su estado de ánimo sea producto de su empatía por quienes son sus asalariados y se solidarizan con sus necesidades e intereses. ¡No estaría nada mal que esto fuese verdad!

Los CCE declaran haber logrado grandes acuerdos con los trabajadores, mas lo cierto es que éstos no participan directamente en la discusión -de su imposibilidad estamos conscientes-, esa es la función de sus "representantes sindicales y los diputados y senadores "libremente" elegidos sólo que estos se han olvidado de quienes los impulsaron y se han convertido en aliados de las clases cupulares a cambio de prebendas o concesiones como es su inveterada costumbre. Veamos una prueba de ello.

Uno de los puntos polémicos más fuertes de la reforma laboral era el referente a la transparencia de las elecciones y las finanzas sindicales, punto eliminado de la reforma ya que atacaba de muerte a los "dueños" de los sindicatos y los "representantes populares" se muestran muy complacidos, excepto PRD y PT. Los de la izquierda afirman que se vulneran los derechos de los trabajadores.

Con la coalición PRIAN y CCE en el asunto que nos ocupa se estará generando más pobreza, mayor marginación, cuyas consecuencias o repercusiones en el ámbito social y económico de la vida nacional, no se han visto o no se han querido ver. Empobrecer más a la clase trabajadora -que conformamos todos aquellos que tenemos un patrón-, es gravísima cuestión. Pareciera ser que las prioridades de Enrique Peña Nieto referente al combate a la pobreza y el incremento de la educación no cuentan con un proyecto o un plan.

Puede ser cierto -confieso que no lo sé, y la mayoría de los trabajadores también lo desconoce-, sea necesaria, para elevar la producción, una reforma laboral, pero, abordarla con la subcontratación -contratos por 1, 3 y hasta 6 meses-; con el pago mínimo por hora, me parece no es la solución y sí puede ser detonante de conflictos sociales de grandes impactos.

Los mexicanos somos un pueblo muy aguantador, pero también sabemos sacudirnos lo que nos molesta.