El corazón de Ah' Canul - 35
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-¿Quién mato al Comendador?

-Fuenteovejuna, señor.

 

Es indudable que el genio y la intuición de los grandes escritores y poetas, les permite captar comportamientos esenciales de la conducta humana y pueden plasmarlos en obras cuyos mensajes son válidos a través del tiempo y del espacio.

Félix Lope de Vega y Carpio (1562-1635), dramaturgo español, en su obra Fuenteovejuna, nos presenta el caso de una comunidad, que hastiada del despotismo y los excesos cometidos por su Comendador, se ve precisada a hacerse justicia por propia mano.

Qué satisfacción nos daría que la situación plasmada tan magistralmente por el escritor hispano, ya no se presentara en los tiempos actuales, dado el avance que se ha tenido en materia de legislación y de procuración de justicia; sin embargo, sabemos que en el país aún hay asuntos que revisar y ajustar para que no se pierda el sano equilibrio que debe existir entre gobernantes y gobernados como en el caso de los grupos de autodefensa.

En el municipio de Calkiní, aunque afortunadamente no se trata de casos en que haya estadio de por medio la vida de seres humanos, llama la atención que se estén resolviendo problemas porque el pueblo, a modo de Fuenteovejuna, ha tenido que acudir a movimientos, tales como toma de edificios y plantones, para que sus reiteradas demandas sean atendidas.

En el poblado de Tankuché, la Escuela Secundaria Técnica carecía de servicio de energía eléctrica desde hace aproximadamente 10 años; bastó un movimiento promovido por madres de familia para que se le diera inmediata solución.

En la ciudad de Calkiní, los edificios de las escuelas primarias Francisco G. Torres y Carmen Meneses han sido demolidos para ser construidos nuevamente.

Lo que preocupa es que la decisión para efectuar estas reestructuraciones, que ya eran necesarias, obedece a la presión ejercida por los padres de familia, mediante movimientos que llegaron a paralizar las labores escolares. Pues según manifestaron hacía mucho tiempo que venían solicitando se pusiera atención a las instalaciones escolares y no encontraban respuesta alguna.

Lo inquietante de estos casos es que la sociedad está observando cuáles son los pasos a seguir para ser escuchados, y en lo sucesivo puedan convertir estas prácticas en una primera opción en el planteamiento de sus demandas.

Sería muy lamentable que nuestro pueblo, nuestra gente, tradicionalmente respetuosa del orden y de las buenas costumbres, las fuera abandonando al ver que no le funcionan.