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Antes
de 1968, el corazón del poblado de Bécal, consistía
en un gran campo, tapizado por zacate corto, árboles
silvestres; unos vetustos almendros y laureles delimitaban el
área central, custodiada por la majestuosa iglesia y
convento de Nuestra Señora de la Natividad, edificado
en el siglo XVII, con sus dos torres laterales.
También
el Palacio Municipal, a través de sus arcos, fue testigo
del ayer. Cuentan los abuelos que a principios del siglo XX,
aquel pastizal era el sitio preferido para llevar a comer a
los animales. |
Años más tarde, se convirtió
en el campo de béisbol de la comunidad, punto de encuentro
de la juventud y sitio de citas de los enamorados.
Al
paso de los años, el crecimiento de la población,
el apogeo de la industria sombrerera y la esperanza de un futuro
mejor, en miras del desarrollo de la comunidad, los becaleños
al fin tendrían calzadas, jardines, bancas, alumbrado
público, arriates y una fuente. Aquella construcción,
iniciada a principios del mandato del gobernador del estado,
Lic. Carlos Sansores Pérez, fue una obra bien diseñada,
resaltando los edificios coloniales y en el centro la “Fuente
de los sombreros”, símbolo cultural que sintetiza
la creatividad, el talento y la actividad principal de los becaleños.
La
“Plaza del Progreso”, como se le llamó, fue
inaugurada por el gobernador, el 6 de agosto de 1968 -un día
antes de su primer informe de actividades; siendo Presidente
de la República, Gustavo Díaz Ordaz, y Presidente
de la Junta Municipal de Bécal, el Sr. Pascual Hernández.
Este 6 de agosto, la plaza principal celebrará su XL
Aniversario; cuatro décadas soportando lluvias, ciclones,
sequías y primaveras. Durante varios años, fue
víctima del abandono por parte de las autoridades y descuido
de la gente. Gracias al interés de la Sra. Sonia Cuevas
Kantún –alcaldesa del Municipio de Calkiní-
y al poyo del Lic. José Antonio González Curi,
para el inicio de este siglo, la Plaza del Progreso cambió
de imagen, se hicieron nuevos jardines; las bancas originales
–rotas- fueron sustituidas por nuevas; el área
de juegos infantiles se amplió y la Fuente de los Sombreros
conservó su lugar. Hasta la fecha, el simbolismo de la
unión de los tres sombreros sigue representando la laboriosidad
de manos artesanas; la belleza de los flamboyanes en mayo y
la fronda siempre verde del laurel, continúan siendo
el paisaje mágico del pueblo.
El
conjunto arquitectónico de la Plaza Principal es síntesis
del ayer; casonas coloniales, el mercado viejo con su inigualable
fachada, las arcadas del Palacio, el atrio de la iglesia católica,
los puestos y la incomparable fuente, hacen la mejor imagen
para una postal; por eso, vale la pena conservar en buen estado
todos y cada uno de los elementos que han dado distinción
a la Villa de Bécal.
En
los últimos años, se observa la falta de voluntad
y autoridad de los servidores públicos de la Junta Municipal,
para prohibir el tránsito de todo tipo de vehículos
–motorizados y no- en las calzadas y andadores de la Plaza,
ya que es común encontrar todo tipo de vehículo,
circulando en las áreas peatonales, poniendo en riesgo
la integridad de niños, ancianos, mujeres, visitantes
y habitantes de la localidad.
Es
lamentable que esté ocurriendo esa situación,
dando mala imagen a los turistas que llegan a conocer las cuevas
donde se elaboran los tejidos de jipi y sombreros. Es triste
ver cómo jóvenes y adultos –que han asistido
a la escuela- circulan sin el mínimo conocimiento de
vialidad; pero es más crítico que estando a unos
cuantos metros del Palacio y la Comandancia de la Policía,
nadie aplique el Reglamento de Buen Gobierno y Seguridad, o
mínimo el de vialidad, para sancionar a quienes infrigen
la ley. Ante la falta de voluntad y la apatía reinante,
el comportamiento negativo de varias personas pone en entredicho
el nivel cultural de los habitantes y la capacidad de las autoridades
municipales.
Ahora
que la Plaza del Progreso cumple 40 años, bien merece
mayor atención de los responsables de la administración
local; también el cuidado y respeto propio, para conservar
una imagen limpia y atractiva, ante la mirada de las personas
que llegan a pasear o visitar a familiares y amigos. La imponente
iglesia seguirá viendo pasar los años; la fuente
–permanecerá si se lo proponen- con la blancura
de los sombreros; los jardines y árboles crecerán
–si la gente los cuida-. Sólo así podremos
disfrutar, por más décadas, el encanto de la Plaza
del Progreso; ahora Bécal es Villa, tiene un parador
turístico y el potencial para ser la puerta de entrada
al Campeche cultural, lleno de historia y tradiciones.
San
Francisco de Campeche, Cam. 22 de julio de 2008. |