Calkiní, 11 de octubre de 2006
 
En la fiesta de Dios y en la del hombre...
 

Hace varios años, publiqué en un periódico -de circulación regional- la reseña de una fiesta religiosa que se ha mezclado con actividades paganas.

Durante el mes de octubre se lleva al cabo la fiesta en honor del Cristo de la Misericordia, con la entrada de grupos sociales y católicos a la Parroquia de San Luis Obispo.

Hace decenas de años, se realizaba el Novenario con actos de fe. Poco a poco, el recorrido de gremios hacia la iglesia principal aumentó en número; y hasta la fecha, la festividad cuenta con 34.

Carrusel, en la Plaza Cívica; enfrente, la Parroquia de San Luis Obispo. Octubre de 2006
 
 
Gremio de Ferrocarrileros, en su paso por el Sitio de Taxis
El diácono Francisco Verdejo recibe a portadores de estandartes, banderolas, flores
 
 

Socios y vecinos del domicilio donde sale la procesión con banderolas, estandartes, flores, charangas, van por las calles anunciando -con voladores- su camino hacia la puerta del templo. A las seis de la tarde, en mínima cantidad o en abundancia, llegan al pórtico, donde el sacerdote, o el diácono, los recibe y juntos ingresan a la nave principal.

Los músicos se colocan cerca de la última banca, mientras los fieles y acompañantes entran, sitúan sus ornamentos, y escuchan del padre los mensajes alusivos. Después, escuchan el rosario y se retiran; otros, se quedan a oír la misa de las siete de la tarde (o noche). Al término de la celebración, la charanga irrumpe de nuevo, ahora con la intención de atraer o avisar a la gente sobre la quema de artefactos pirotécnicos.

Globos, voladores, hiladas, luces, toritos-petate, y cipreses -que están desapareciendo-, aprisionan el cielo, y los ojos de niños y adultos miran a las alturas, y escapan del impacto de reflejos de pólvora.

 
 
Bajada de la imagen del Cristo de la Misericordia, días antes del inicio de la fiesta en su honor
 
Entrada a la Parroquia de uno de los Gremios

Es el comienzo de la otra fiesta, la del hombre; la fiesta que continúa en los juegos mecánicos y eléctricos. El paseo por los parques "Hidalgo" y "Ah-Canul", además de la Plaza Cívica, donde futbolitos, el dragón, el remolino, carruseles, el juego de canica, carros chocones, y otras atracciones para infantes y jóvenes, merman los bolsillos de habitantes con escasos recursos.

Si el comité del Gremio organiza un baile, allá seguirá el festejo. Al día siguiente, la alborada hará repartir tamales ("vaporcitos") a los asistentes. La misa de las diez de la mañana, sólo atraerá a un grupúsculo de socios, pero el retorno de los marchantes al predio anfitrión, reunirá a más personas. Y la fiesta seguirá hasta el anochecer, entre tacos de cochinita, pavo, y bebidas alcohólicas...

Es la fiesta de Dios y la del hombre...

 
 
Músicos, tocando la pieza "Cristo Rey", en el interior del templo
 
La quema del "torito", después de la misa nocturna
 
 
Fotos: Santiago Canto Sosa; 2003-2006