Ya
tenemos un nuevo gobierno, unos dicen que sectario, otros que
políticamente correcto, o sea político, de cualquier
manera visten carteras renovadas henchidas de propósitos,
aunque sólo sea para perseguir el poder, y proclamar
el ¡aleluya! de gloria, coincidiendo con la semana de
pasión. No se hagan cruces los que no han sido elegidos,
si hubiesen seguido la lección de Machado, sería
otro el cantar: en política solo triunfa quien pone la
vela donde sopla el aire; jamás quien pretende que sople
el aire donde pone la vela. En cualquier caso, el partido del
gobierno en el poder, se frota las manos y eso tiene su pizca
de gozo para todos. La oposición sigue en el letargo
del aburrimiento, aunque ya estemos en primavera.
El
gobierno, en cambio, se ha puesto la primavera por montera o
por consigna, a sabiendas que detrás de cada noche viene
una aurora sonriente. Saben que la oposición es incapaz
de gobernarse en casa, de poner orden en sus filas, y esto les
anima, porque nadie puede gobernar a otros si antes es incapaz
de gobernar a los suyos. Así, Gabilondo, alza la voz
sin miedo y apuesta por un pacto educativo con Bolonia como
trasfondo. O sea, que piensa gobernar, puesto que la acción
lleva implícito pactar. Eso sí, que gobierne lo
justo y necesario. El mayor peligro es que quiera gobernar demasiado
y no deje sitio para los padres y los profesores o para la libertad
de enseñanza. Puestos a impactar por pactar, Trinidad
Jiménez, en Sanidad y Política Social, con la
que está cayendo, lo tiene crudo, aunque con alma tan
sensible como dijo su jefe, trabajara a destajo. Desde luego,
tajo no le falta para hacerlo.
También
el pretérito Chaves está mas rejuvenecido que
nunca, mucho más que el arcaico Arenas en la oposición
andaluza, es todo un referente para el nuevo ritmo bailón
de Zapatero. Ha jurado por activa y pasiva estar en forma, para
comprometerse a ser un leal consejero y buscar el acuerdo sobre
financiación autonómica. Pienso que lo tomará
con calma, a sabiendas que cada consejo que uno da, es una manera
de contraer un compromiso. Vayamos a que le desborde el trabajo.
Lo peor que hacen los malos es obligarnos a dudar de los buenos.
Y Chaves, mal que les pese a los diabólicos, deja una
Andalucía imparable, aunque lo sea de brazos caídos
y de brazos desiguales. La oposición lo ha permitido.
Con su culpa se pague el perdón.
Al
tiempo que Salgado, pide a la banca que no se haga de rogar
más y que arrime el hombro. Si consiguiera que, al menos,
no aumentara sus comisiones como lo vienen haciendo ya algunas
entidades crediticias para paliar la pérdida de beneficios,
nos daríamos los ciudadanos de a pie con un canto en
los dientes. Por su parte, José Blanco, declara su fidelidad
a lo que será su hoja de ruta, el plan de infraestructuras
y transportes. Está maduro, según se comenta en
círculos propios, para vertebrar el país y acelerar
la transición histórica de la España radial
a la España en red. Cuidado, como alguien dijo: el tiempo
siempre está maduro, la pregunta es para qué.
En la misma línea activista, González-Sinde cree
en la cultura que ya es algo, como generadora de bienestar.
No acaba de explicitar si para algunos, o para todos. Una cultura
que, por cierto, también necesita salir de los pesebres
y sentirse libre. Personalmente, me cautiva más la cultura
humanizadora, por aquello de que humaniza la humanidad.
El
corolario final, créanlo o no, es que me gusta esta revuelta
de Zapatero. Menos mal. Ya tenemos tertulia. Lo prefiero a la
inmovilidad de la oposición. Aunque ni lo uno ni lo otro
me entusiasma, sobre todo desde que la política, en este
país, se ha convertido en el paraíso de los charlatanes.
La ética de las responsabilidades parece habérsela
llevado el ratón Pérez a su madriguera. Qué
pena.
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