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Presentación |
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"Que la Gracia de Jesús permanezca con todos vosotros": Las Sagradas Escrituras celebran las bellezas del Carmelo donde el profeta Elías defendió la pureza de la fe de Israel en el Dios vivo (1 Re. 18,19). En el siglo XII, cuando las Cruzadas llegaron a Tierra Santa, se dice que encontraron una colonia de ermitaños, viviendo en el monte Carmelo. Habían sido reunidos en comunidades por el patriarca de Jerusalén, quien les dio una regla de vida aprobada formalmente por el Papa Honorio III. En 1226, cuando Palestina cayó en manos de los mahometanos, muchos de los ermitaños huyeron de Europa y se adaptaron al nuevo ambiente. La Orden se dedicaba a la vida contemplativa, bajo el patrocinio de la Virgen María. Al lado de la orden primitiva, hay otras congregaciones que se inspiran también en la espiritualidad del Carmelo y se dedican a la vez a la vida activa. De ahí proviene la célebre advocación mariana, conocida con el nombre de Virgen del Carmelo o Nuestra Señora del Carmen. La fiesta fue aprobada en 1587 por el Papa Sixto V para la Orden de los Carmelitas y luego se extendió a la Iglesia universal. En Hispanoamérica, el culto a la Virgen del Carmen está muy difundida, debido principalmente al celo apostólico que mostraron los carmelitas en la evangelización de estas naciones. En nuestra diócesis tenemos la oportunidad de celebrar esta gran advocación a María, en Ciudad del Carmen. Quizá sea la fiesta mariana más concurrida, ya que cada año nuestro Santuario Mariano es visitado por gentes que vienen de otros Estados. Pero también dentro de nuestro mismo municipio tenemos la gran dicha de venerarla y honrarla en un pueblo llamado Tankuché.
P. Chepe (A.M.D.G.)
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Nuestra Señora del Carmen |
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Por J.A.V.
"Venid a mí todos y os conduciré a mi Santo Monte Carmelo y llenaré de alegría vuestro corazón. Venid, hijos míos, que yo Madre de misericordia, lo soy del amor hermoso, del temor santo y de la dulce esperanza... En mí está la virtud y la vida. Yo como el terebinto, extiendo mis ramas y cobijo a todos bajo mi sobra." - Virgen de mi amor, hermosura del Carmelo, vengo a tus pies para derramar mi corazón. ¡Que bien se está aquí, Madre mía! Como el cansado viajero a la sombra del árbol, como el sediento junto a la fuente del agua, como el corazón junto al consuelo... "Yo que soy Reina y Madre, entregué a mi siervo Simón Stock este Escapulario para que me recordase en la memoria de mis hijos y cofrades en este doble concepto de realeza y maternidad. El Escapulario es signo de mi poder, testimonio de mi amor; significa mi poderío de Reina y mi ternura de Madre ¿sabes que significan estas dos cintas?... Mira lo que hace una madre por su hijo; con sus brazos le estrecha le atrae, le abraza para besarlo... Las dos cintas son mis dos brazos que dulcemente aprisionan, fuertemente atraen y abrazan con inefable ternura a mis hijos y cofrades que duermen confiados en brazos de mi amor y poder... yo he empeñado mi palabra: el que muriese vistiendo mi Escapulario no padecerá el fuego eterno." Fuente: Quince minutos a los pies de la Virgen del Carmen.
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Avisos
Parroquiales
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