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Presentación |
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"Que la Gracia de Jesús permanezca con todos vosotros": La Trinidad es el misterio de un solo Dios en tres personas distintas: Padre, Hijo y Espíritu Santo. Este misterio nos lo enseñó Jesucristo y es el más grande del cristianismo; pero, aunque no lo comprendamos (ya que lo infinito no cabe dentro de nuestro limitado entendimiento), es una doctrina clara en la Biblia, y que debemos creer porque Dios nos lo ha revelado y la Iglesia nos lo enseña. Mas conviene notar que como las tres divinas personas tienen la misma naturaleza o esencia o perfección, no se distinguen entre si por ésta su esencia, sino que se distingue por su orden o procedencia. En ellas acontece algo semejante a lo que vemos en un árbol; de la raíz de éste nace el tronco, y de ambos sale el fruto (tronco, raíz y fruto se distinguen, aunque forman un solo árbol). El Hijo procede eternamente del Padre, y Espíritu Santo eternamente del Padre y del Hijo, es decir, este proceder no es temporal, sino eterno. Las tres divinas personas son iguales en perfección y no hay inferioridad de una respecto a la otra, porque es una misma la naturaleza divina que tienen las tres, y las tres son eternas, porque en la procedencia de una persona de otra, se excluye la sucesión del tiempo, y así resulta que el Hijo de Dios es eterno como el Padre y existe desde que existe el Padre. El ejemplo siguiente nos puede dar una idea: ”El fuego produce su resplandor, el cual existe desde el mismo instante que existe el fuego. Si hubiera un fuego eterno, eterno sería su resplandor”. Ahora bien, en la Biblia se nos dice que el Hijo es como el brillo de la luz eterna (Sab. 7,26). El resplandor de la gloria del Padre y la imagen de su substancia (Heb. 1,3). Luego la imagen perfectísima de Dios existe desde que existe Dios, o sea, eternamente. P. Chepe (A.M.D.G.)
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La Santísima Trinidad |
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Por J.A.V. DOMINGO DESPUÉS DE PENTECOSTÉS. I. Hoy la liturgia nos propone el misterio central de nuestra fe: la Santísima Trinidad, fuente de todos los dones y gracias, misterio inefable de la vida íntima de Dios. Poco a poco, con una pedagogía divina, Dios fue manifestando su realidad íntima, nos ha ido revelando cómo es Él, en Sí, independiente de todo lo creado. En el Antiguo Testamento da a conocer sobre todo la Unidad de su ser; que a diferencia del mundo es increado; que no está limitado a un espacio (es inmenso), ni al tiempo (es eterno). Su poder no tiene límites (es omnipotente). También se revela como el pastor que busca a su rebaño; a la vez que se va manifestando la paternidad de Dios Padre, la Encarnación de Dios Hijo y la acción del Espíritu Santo, que vivifica todo. Pero es Cristo quien nos revela la intimidad del misterio trinitario, la llamada a participar en él, y la perfectísima Unidad de vida entre las divinas Personas (Juan 16, 12-15). El misterio de la Santísima Trinidad es el punto de partida de toda la verdad revelada y la fuente de donde procede la vida sobrenatural y a donde nos encaminamos: somos hijos del Padre, hermanos y coherederos del Hijo, santificados continua-mente por el Espíritu Santo para asemejarnos cada vez más a Cristo. Esto nos hace templos vivos de la Santísima Trinidad. II. Desde que el hombre es llamado a participar de la vida divina por la gracia recibida en el Bautismo, está destinado a participar cada vez más en esta Vida. Es un camino que es preciso andar continuamente. Del Espíritu Santo recibimos constantes impulsos, mociones, luces, inspiraciones para ir más deprisa por ese camino que lleva a Dios, para estar cada vez en una “órbita” más cercana al Señor. “El corazón necesita distinguir y adorar a cada una de las Personas divinas. De algún modo, es un descubrimiento, el que realiza el alma en la vida sobrenatural, como los de una criaturica que va abriendo los ojos a la existencia. Y se entretiene amorosamente con el Padre y con el Hijo y con el Espíritu Santo; y se somete fácilmente a la actividad del Paráclito vivificador, que se nos entrega sin merecerlo: ¡los dones y las virtudes sobrenaturales! (J. ESCRIVÁ DE BALAGUER, Amigos de Dios) III. “Tú Trinidad eterna, eres mar profundo, en el que cuanto más penetro, más descubro, y cuanto más descubro, más te busco” (SANTA CATALINA DE SIENA, Diálogo), le decimos en la intimidad de nuestra alma. Y desde lo hondo del alma añadimos: Padre, glorificad continuamente a vuestro Hijo, para que vuestro Hijo os glorifique en la unidad del Espíritu Santo por los siglos de los siglos (JUAN 17, 1).
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Avisos
Parroquiales
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Calendarización de los Talleres de Democracia para los Grupos y Movimientos de Adultos de la Parroquia “San Luis Obispo Viernes 20 de junio. 20:00 hrs. Asistencia de los candidatos de la localidad Para
los Grupos Juveniles
MISAS
EN LAS CAPILLAS DE LOS BARRIOS Miércoles
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Todas las Misas serán a las 5:00 p.m.
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