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Presentación |
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"Que la Gracia en Cristo Jesús permanezca con todos vosotros": "El tiempo se ha cumplido y el reino de Dios está cerca; convertíos y creed en la buena nueva" (m.c. 1,15). Estas palabras de Jesús, con las que comenzó su ministerio en Galilea, deben de ser escuchadas por cada uno de nosotros, para que después podamos responder con gran prontitud a Cristo, con una conversión personal más decidida y al mismo tiempo vivir una fidelidad evangélica cada vez más generosa. Para hablar de conversión, el Nuevo Testamento utiliza la palabra metanoia, que quiere decir cambio de mentalidad. No se trata sólo de un modo distinto de pensar a nivel intelectual, sino de la revisión del propio modo de actuar a la luz de los criterios evangélicos. La auténtica conversión debe prepararse y cultivarse con la lectura orante de la sagrada escritura y la recepción de los sacramentos de la reconciliación y la eucaristía. La conversión conduce a la comunión fraterna, porque ayuda a comprender que Cristo es la cabeza de la Iglesia, su cuerpo místico; mueve a la solidaridad, porque nos hace conscientes de que lo que hacemos a los demás, especialmente a los más necesitados, se lo hacemos a Cristo. La conversión favorece, por tanto, una vida nueva, en la que no haya separación entre la fe y las obras en la respuesta cotidiana a la universal llamada a la santidad. Superar la división entre fe y vida es indispensable para que se pueda hablar seriamente de conversión. Por
otra parte, la conversión en esta tierra nunca es una meta plenamente
alcanzada: en el camino que el discípulo está llamado a
recorrer siguiendo a Jesús, la conversión es un empeño
que abarca toda la vida. Por otro lado, mientras estamos en este mundo,
nuestro propósito de conversión se ve constantemente amenazado
por las tentaciones. P. Chepe (A.M.D.G.)
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Conversión |
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Por J.A.V. La semana pasada decíamos de qué se trataba la Cuaresma; retomemos unos párrafos: ...cambio profundo, la santidad de la vida. Cambio de nuestro criterio de valoración ...vivamos esta Cuaresma con la mente abierta y el corazón dispuesto a ese cambio profundo. Muchos de nosotros sabemos que la Cuaresma son cuarenta días de ayunos, penitencias, sacrificios, etc. y tal vez pensemos "otra vez Cuaresma..." Antes de seguir con nuestra cuaresma, hagamos un recordatorio de la Cuaresma pasada; ¿me ayudó en algo? ¿cambió realmente algo de mí? Porque muchas de las veces lo hacemos por costumbre, por cumplir con una ley de la Iglesia, cuando el objetivo es: SANTIDAD DE VIDA, y no me refiero a pasarte todo el día rezando y metido en la Iglesia, porque los que son santos estuvieron sirviendo a Dios en los demás ( San Martín de Porres por nombrar alguno). Bien ¿a dónde quiero llegar con todo esto?; pues me gustaría compartir con ustedes este email (correo electrónico) que recibí. 40 DIAS Cuarenta días, otra vez, me pregunto: ¿Qué haré este año? ¿Dejaré de fumar? ¿Dejaré de tomar cerveza, o refrescos? ¿Dejaré de comer dulces, o golosinas? ¿Dejaré de ver la televisión? pero... ¿Y las fiestas, aquella boda o aquel XV años que ya está programado? ¿No me conviene entonces? ¿Dejaré de...? No, no, nada de esto es buena idea, definitivamente que no. Ya sé, tomaré el café sin azúcar, la leche sin chocolate, no comeré tortillas de harina, no veré películas entre semana. ¡Cuarenta días otra vez! y es que ésta es verdaderamente la misma vieja historia que se repite, año con año, tratar de resignarme y vivir este tiempo de cuaresma, con la "Ley del menor esfuerzo", y como siempre, dará resultado por unos cuantos días. Y
es que estoy perdiendo de vista el objetivo. Pero yo mismo me río
¿Cuál objetivo? Oración, ayuno, penitencia, conversión, limosna, confesarse, comulgar, ser mejor, cambiar, ¿ayudar a los demás?, ¿indulgencias?, ¿de qué se trata todo esto? Jesús, realmente no entiendo, no creo ni lo acepto, ¿por qué es tan difícil? ¿por qué batallo tanto? "Es Jesús mismo quien te responde". - Yo soy el camino, la verdad y la vida. Todo lo que pido de ti es que me sigas. Qué vengas conmigo adonde yo vaya en este camino de la cruz. Cuarenta días, sí, otra vez. Porque te necesito a ti. No
necesito tus cigarros, ni tus bebidas, ni tus refrescos, ni el azúcar,
ni el café, ni el chocolate. Sí, claro, todo esto te ayuda
a vivir el espíritu de sacrificio, pero lo que yo necesito eres
"TÚ". Necesito tus pies, necesito tus manos, necesito
tus ojos, necesito tu libertad, tu memoria, tu voluntad, necesito tu comprensión,
necesito tu mente, tu corazón y tu alma. Déjame sanarte interiormente, déjame darte mi Amor, déjame mostrarte mi perdón y mi misericordia. Esto es lo que te pido: Déjame entrar a tu corazón; acércate a mi en el silencio de tu alma y en la quietud de tu conciencia, ahí estoy yo, sediento de ti, esperándote con los brazos abiertos. ¡Cuarenta
días... otra vez! Sé que no es fácil, pero ciertamente
es posible, el camino es largo y a ratos puede parecer aburrido y sin
sentido, te vas a cansar,
muy pronto te vas a desanimar, puede ser doloroso y difícil pero
acuérdate que estoy contigo, siempre contigo. No fue nada fácil para mí hacerlo hace ya dos mil años, estaba solo, hambriento, cansado, tuve tentaciones, pero tenía la seguridad de que mi Padre no me abandonaría, escuché dentro de mi corazón: "Confía en Mí" No dejes que estos cuarenta días sean nada mas un cambio cuaresmal, "otra vez". Arriésgate a caminar conmigo, se valiente y acepta el reto, haz de este camino de la cruz algo muy especial... TÚ y YO , un camino desde dentro del corazón. ¡Cuarenta días... si, otra vez, pero distintos! "Confía en Mí". Caminaremos juntos, sufriremos juntos, moriremos juntos al pecado en la cruz, para resucitar y VIVIR juntos mi GRACIA en la LUZ de la PASCUA de este Año 2003. "TENGO HAMBRE Y SED DE TI"
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Avisos
Parroquiales
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Responsables
de la Organización y Coordinación CALENDARIZACIÓN Fecha
Grupos Apostólicos Nota: Se invita a toda la comunidad parroquial y grupos apostólicos, para que participen cada viernes en estas vía crucis, que se llevarán a cabo después de la misa de siete de la noche.
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