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Ejemplar No. 31 / domingo 9  de mayo de 2004 / Año IV

Presentación

“Que la Gracia de Nuestro Señor Jesucristo Resucitado esté con todos vosotros”

Estimados hermanos. El mes pasado tuvimos la oportunidad de vivir los últimos días del tiempo de la Cuaresma y al mismo tiempo celebrar la Semana Santa. En este mes, el calendario civil también nos dispone a varias celebraciones como son el Día del Trabajo, de las Madres y del Maestro. Es bueno que abordemos un poco de cada uno.

Comencemos diciendo que en la medida en que vamos creciendo vamos captando el mundo material, que en la Sagrada Escritura se le conoce con el nombre de Creación. Nada se pudo hacer por si mismo. Los árboles, los animales, los astros y el mismo hombre, fue tanto de ese primer ser trabajador que es Dios.

El relato bíblico nos dice que fue después, cuando el hombre comenzó a ponerle nombre a todo lo creado. Esto nos hace pensar en la inteligencia de la que participa la criatura, si no echemos un vistazo a los inventos realizados por el hombre.

La Iglesia nos señala que tener trabajo es una bendición de Dios; además es por medio de él, como la tecnología avanza, crece, se perfecciona y ayuda al progreso de los pueblos.

Hace muchos siglos un santo llamado san Benito expresó una gran frase en latín: “Ora et laboro”, que quiere decir haz oración pero también trabaja. Con esto podemos entender que los santos han sido hombres trabajadores y ser flojos nos puede llevar a olvidar de practicar el bien.

En esta misma línea pensamos en ese gran trabajo que realiza la mujer en su misión de ser madre, sobre todo en esos primeros años en la que tiene que estar pendiente, en cualquier momento, del niño (bebé). Por eso, siempre decimos que ser madre es poseer un gran corazón lleno de ternura y amor, muchas veces llevando la carga pesada de toda responsabilidad en el hogar, trabajo, educación humana y cristiana.

Los maestros son los hombres profesionistas que se encargan de despertar esas potencialidades humanas en cada alumno.

¡Felicidades a todas las madres y maestros en su día!

P. José (A.S.J.)

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Tema:  Mayo

Por Judith Avilez Vásquez

 

¿Por qué la Iglesia ha escogido Mayo para tributar un culto especial a la Virgen? Con esta interrogante comienza el Cardenal Newman, un precioso (…) siguiendo las Letanías Lauretanas. Contempla la presencia de Nuestra Señora en la Historia de la Salvación.

Mayo, nos dice Newman, es el mes de la fiesta y de la alegría; el mes de la promesa y de la esperanza. El mes en que la tierra se cubre de hojas frescas y de hierba verde; el mes en el que los árboles se visten de brotes y las flores irrumpen en los jardines; el mes en el que el Sol amanece antes y se oculta más tarde. Mayo es el pregón que anuncia el esplendor del verano… Mayo es también el período más sagrado, alegre y festivo de todo el año. Mayo es la Pascua y la Ascensión que preludia Pentecostés. Es el mes del “Aleluya”, del canto nuevo que proclama la victoria de Cristo y la venida del Espíritu Santo.

Los treinta y un días de Mayo son otras tantas exultaciones de la grandeza de Dios, de las maravillas que obró a favor nuestro. Y por ello es el mes de María, la Rosa Mística, la primera criatura, aquella en la que de modo más resplandeciente brilla la belleza de la salvación.

LA REINA DEL CIELO

Cuando Cristo dijo desde la cruz en que estaba muriendo, "Ahí tienes a tu madre", nos hizo un regalo incomparable. Estoy seguro que ni el santo más santo habrá sabido agradecérselo debidamente. Digamos una palabra cordial, agradecida, sobre nuestra madre del cielo, nuestra Señora de Guadalupe. Juan Pablo II, cuando nos vino a visitar, comentó esto: "Un señor de México me ha dicho que el 92% de los mexicanos son católicos pero que el 100% son Guadalupanos" Y en verdad, ¿quién no se siente Guadalupano? ¿Quién no le ha llevado flores a la Morenita del Tepeyac en alguna ocasión, por ejemplo en el mes de mayo?

Cristo me ha dado una madre, Cristo me ha dado a su madre. Aquella que había renunciado a ser madre del Mesías y de otros posibles hijos suyos porque quería ser Virgen. Pero Dios hizo que pudiera seguir siendo virgen, que fuese madre de Jesús y madre de todos los hombres.

Esa mujer es mi madre, es tu madre, aquella que supo decir a Dios un día, "He aquí la esclava del Señor, hágase en mi según tu palabra". Aquella que estuvo el viernes santo de pie junto a la cruz de Cristo, con el corazón traspasado pero firme, y que escuchó decir a Cristo agonizante, como en un testamento "Ahí tienes a tu hijo".

Esa es mi madre, es tu madre, la que ahora está en el cielo gozando de Dios en cuerpo y alma, y trabajando por mi salvación eterna.

Esa es mi madre, es tu madre, esa misma señora que se ha aparecido en Lourdes a Santa Bernardita, y a los tres pastorcitos de Fátima.

Esa es mi madre, es tu madre, la Morenita del Tepeyac que se apareció a Juan Diego, y cuya imagen he ido a venerar tantas veces en la Basílica de Guadalupe.

Es mi madre, es tuya también, la criatura más bella y más santa que jamás haya existido en la tierra. La más poderosa de las reinas, y la más amorosa de las madres. Esa mujer es mi madre, es tu madre, esa criatura que es la elegida por el buen gusto de Dios. Tiene ojos para mirarme y corazón para amarme.

Estoy orgulloso, casi no lo puedo creer, pero ella es mi madre y con una madre así, no tengo miedo, me siento tranquilo, pues Ella vela por mi. Esa madre me quiere decir, te quiere decir algo. "Cuando llegue el desaliento y la crisis, cuando los problemas quieran hundirte, para esos momentos cuenta conmigo, llámame, invócame, yo iré, siempre a ayudarte. Cuando creas que todo está perdido, que no tiene remedio, acuérdate de mi. Si tu supieras que para eso estoy, para darte una mano, para librarte de todos los peligros. Cuando te sientas triste, cansado, abatido, acuérdate de tu madre, acuérdate de mi".

La madre del cielo espera mucho de ti, se fía de ti, cuenta contigo, te espera en el cielo, ahí estarán juntos para siempre. Para una madre sus hijos serán siempre como niños. Para la madre del cielo debemos ser otro tanto, aunque seamos adultos, porque ¿no puede caber el corazón de un niño, en un cuerpo de hombre?

Unas flores, una plegaria, un regalo en el mes de mayo para Ella, para nuestra madre, hará feliz su corazón, y a nosotros nos hará muchísimo bien.

Nota: El tema es responsabilidad de quien lo firma.

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