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Presentación |
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"Que
la Gracia en Cristo Jesús permanezca con todos vosotros": Hermanos, como es costumbre cada vez al iniciar un nuevo año, se lleva a cabo la Semana de la Catequesis y ya que nos encontramos en víspera de celebrarla, quiero hace un poco de referencia a ella. Es importante que sepamos de donde se origina todo esto. Lo primero que diremos es que a la luz del Concilio Vaticano II (1962-1965), surge una poderosa corriente renovadora para la catequesis y para la vida entera de la Iglesia. A veces, esa corriente era directa; a veces indirecta; pero siempre con un enorme poder de transformación. Todo esto ofrece una gran transfiguración para nuestra Iglesia mexicana. Así, al término del Concilio, de inmediato la Conferencia Episcopal Mexicana (CEM) creó la Comisión Episcopal de Evangelización y Catequesis (CEEC), organismo cuya finalidad consistiría en prestar servicios de promoción, animación y orientación de las tareas evangelizadoras y catequizadoras. En 1971 se publicó el primer directorio nacional para la Evangelización y Catequesis. 1992 fue el año en que apareció el segundo directorio nacional para la Catequesis Mexicana, conocido como “Guía Pastoral” para la Catequesis de México, que se inspiró en la situación sociocultural de México en la vida de la Iglesia y en la experiencia de los mismos catequistas. Su contenido fue surgiendo de innumerables Encuentros, Intercambios, Consultas y Diálogos, que culminaron en la Décima Jornada Catequística Nacional, cuyo lema fue «Un rostro nuevo para la Catequesis de México». En 1997, mediante un estudio se profundizó también en temas catequísticos fundamentales, sobre todo en lo que se refiere a la centralidad de Jesús en la Catequesis, como podemos darnos cuenta nuestra Catequesis en México ha marcado un buen camino en la historia de la Iglesia. Oremos
por nuestros catequistas P. Chepe (A.M.D.G.)
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Catequesis |
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Por J.A.V. ¿Por qué no queremos catequizarnos? ¿Por flojera, por desidia o porque no queremos comprometernos? A veces, conversando con los amigos(as) sale a relucir el comentario –Fijate, que doña Chole se cambió de religión... –, y dice alguien –eso pasa por nuestra ignorancia religiosa, porque no nos catequizamos, no queremos evangelizarnos; cuántas platicas de catequesis se dan en los barrios para evangelizarnos y nosotros somos tan desidiosos que preferimos quedarnos en casa a ver nuestras novelas o programas favoritos que ir–. Pretextos ponemos de a montón ¿o no? –Ya párale, exageras–; –yo no puedo ir. Ya ven, nuestra indiferencia y pretextos hace que muchos caigan, como doña Chole. La Iglesia Católica siempre se ha preocupado, especialmente después del Concilio Vaticano II, porque los laicos o feligreses conozcan y vivan su fe. Necesaria, la catequesis de adultos: Cuando el bautizado no ha sido evangelizado está en riesgo de vivir ajeno a los valores del Evangelio, e incluso sin una motivación de fe. El Catequista es un agente clave en la renovación de la acción eclesial. Por eso, el tipo de formación que reciba es de mucha importancia. La formación le debe AYUDAR al Catequista a responder a los desafíos, para realizar su vocación de fermento por su testimonio de vida. La formación del Catequista debe ser una experiencia de maduración paulatina, que permita convencerse que el servicio de la catequesis es un proceso de vida y para la vida. La formación es, también, experiencia cristiana de encuentro con Jesús, que se va profundizando en la oración y en la celebración litúrgica. La catequesis no se improvisa, se planea; de tal manera que nosotros podamos aprovecharla al máximo. No seamos indiferentes al esfuerzo que hace la Iglesia por transmitirnos esos valores evangélicos; siempre buscan nuestro bienestar como personas, como familia, como SOCIEDAD. Oración: Señor, que no seamos sordos a tu voz, que busquemos siempre hacer tu voluntad, para así vivir con la firme esperanza de ver tu rostro, amen.
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Avisos
Parroquiales
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