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Ejemplar No. 47/domingo 26 de enero de 2003/Año II

 

Presentación

"Que la Gracia en Cristo Jesús permanezca con todos vosotros":

Hoy, en la medida que avanza nuestra sociedad, que deseamos un Calkiní más moderno, al recorrer nuestras calles vemos caminar y somos visitados por diferentes sectas.

Hay que comenzar afirmando que este término no es bueno ni malo. En el primer momento de la Iglesia, San Pablo aparece como Jefe de la “secta de los nazarenos” (Hch. 24,5), en referencia explícita a Jesús de Nazaret, antes de que en la tradición, a los seguidores del Nazareno se les denominase cristianos. En este sentido, una secta sería un grupo de personas que se desgaja de otro mayor.

El problema está cuando en el interior de ese grupo que denominamos secta “hay destrucción y manipulación de las personas, de las familias y de los gobiernos”. Nos encontramos entonces ante las sectas destructivas. Hoy nos encontramos con el hecho de que la religión está de actualidad, después de la epopeya del cientificismo, las conquistas del marxismo, la ascensión del materialismo.

El acceso de la secularización, la afirmación de una indiferencia generalizada ante el eclipse de lo sagrado, lo religioso vuelve ostensiblemente; prueba de ello es, entre otros fenómenos, la profusión de las sectas o los nuevos movimientos religiosos. Hay un florecimiento de Dios en el corazón de las personas que viven en las sociedades seculares. Su atracción sacude a las sociedades ateas ex comunistas. Su fuerza vuelve a movilizar a las personas en pos del amor y de justicia, de verdad y de libertad.

Por otra parte, en el Nuevo Testamento se usó la palabra secta en dos sentidos: en los Hechos corresponde al uso de Flavio Josefo, escritor judío, ya que indica grupos; en san Pablo hairesis es lo opuesto al término Iglesia. Por eso, en la Iglesia de los primeros tiempos se empleó la palabra secta para definir a los grupos cristianos relacionados con escuelas filosóficas o corrientes judías opuestas al cristianismo.

P. Chepe (A.M.D.G.)

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S e r v i c i o

Por J.A.V.

En domingos anteriores, hemos hablado sobre el Sacramento del Bautismo que nos da la Dignidad de SER Hijos de Dios, y la semana pasada sobre la Catequesis que nos enseña a relacionarnos con Dios.

Bien, pues hoy hablaremos sobre qué nos trae relacionarnos con Dios, cuando una pareja de novios se van conociendo se van amando; el trato y la cercanía hace que crezca y madure la idea del matrimonio en la pareja, y no piensan que para un rato sino para toda la vida, pues llegan al matrimonio y el amor hace que se acepten mutuamente, que luchen por mantener viva esa llama del amor, a pesar de los contratiempos que surjan.

En el matrimonio, como en el trabajo, se piensa que tenemos el compromiso, la obligación de hacer las cosas (lavar, cocinar, planchar, cuidar de los hijos, hacer nuestro trabajo bien, el esposo ir a trabajar y traer el $ sustento).

En el matrimonio, creo que nada se hace por obligación o por compromiso, por que lo que se hace por obligación llega a fastidiar, a pesar, se HACE por AMOR. Así también debe ser en el trabajo, porque nos gusta ese trabajo, nos complace escribir a máquina o manejar la computadora, recibir los recados, etc.. si son secretarias o administrativos, o en cualquier trabajo; si lo disfrutamos, la paga es lo de menos, nos pagarán bien si trabajamos con gusto.

Nuestra relación con Dios es así, mientras más lo conozcamos mas lo vamos a amar, y nuestra conversión a El será por amor; no vamos a darle por obligación, porque “ni modos”, si damos o trabajamos porque “ya estamos en este grupo apostólico y tenemos que dar...” porque creemos que estamos obligados o es nuestro compromiso, nos va a cansar y lo primero que vamos hacer es dejar el grupo. ¡NO¡, APRENDAMOS A DARLE A DIOS por Amor, no por lo que nos pueda dar, o porque estemos obligados.

Dice un pensamiento: "si Dios no obliga..." Él no se deja ganar en generosidad, nosotros le damos un poco y Él nos da hasta lo que no le pedimos. Las personas que han experimentado esto, siguen adelante al SERVICIO del Señor. Demos al Señor lo que el nos pida, nunca nos va a pedir más de lo que podamos darle; confiemos en Él y SIRVAMOS a la Iglesia con la misma generosidad que Cristo se dio por nosotros. Para poder hacerlo debemos hacer “nuestros” los valores traídos por Cristo:

- Su Padre y su Espíritu Santo: somos templos de la Trinidad; somos habitados... no estamos solos... Oración y adoración a la Santísima Trinidad: sin eso nos volvemos vacíos, extrovertidos, superficiales, líricos, pero sin rumbo seguro y eterno...

- Su “Reino”: renovación total de la vida individual y social, que empieza con la conversión y el perdón y da una vida nueva, divina, de hijos de DIOS y de hermanos en el amor...El tesoro de la “Gracia divina”... Y las tres damas de honor de la Gracia divina: la Fe, la Esperanza, la Caridad, que envuelve a toda la vida humana en la onda renovadora de la vida divina. No podemos hacer apostolado cristiano eficaz y duradero si no estamos en Gracia de Dios.

- Su iglesia y su Madre: María, primer comienzo visible y logradísimo del Reino, Madre y modelo supremo del cristiano comprometido en el seguimiento de Cristo.

- El Papa: encargado por Cristo mismo de salvar la unidad de fe, de culto, de gobierno en la Iglesia esparcida en todo el mundo.

- Sus Hermanos: ¿Tenemos de veras una proporción preferencial por los pobres? ¿en cuáles actitudes concretas la mostramos? o ¿nos metemos siempre de la parte de los potentes y del poder? No seríamos entonces verdaderos amigos de Cristo... No podemos ser semilla sin raíz, que se seca al primer sufrimiento que hay que padecer por Cristo...

- Su Palabra divina, su evangelio: Una bonita canción canta: Tu viniste a la orilla... Me miraste a los ojos: sonríendo dijiste mi nombre... junto a Ti buscaremos otro mar”... Estupenda definición de la vocación cristiana en todos sus niveles. ¿Dejaremos caer tristemente esta sonrisa, esta mirada y esta invitación?

Recógete a solas delante del sagrario o delante de un crucifijo, y pregúntate, según enseña S. Ignacio de Loyola: Señor ¿qué hice por TI? Señor ¿qué hago por TI? Señor ¿qué haré por TI?.

No te quedes callado: responde, y sé valiente y sincero; Cristo se lo merece. También tú te lo mereces ¿No por nada somos tan amados por el Padre y eres hermano de Cristo!

EL CONGRESO PARROQUIAL ES LA MEJOR OPORTUNIDAD PARA RESPONDERLE ASISTE Y PARTICIPA, DIOS TE AMA Y TÚ ERES MUY IMPORTANTE PARA LA IGLESIA.

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Avisos Parroquiales

 

Lista de aseo (enero): Lunes 27: Jeavi. Miércoles 29: Renovación. Viernes 31: Cursillo.

El grupo de PRODEFE te invita a prepararte para recibir los sacramentos. Edad: 18 años en adelante. Inscripciones: el 25 de enero, a las 5:00 p.m., en un salón anexo de la Parroquia.

31 de enero, 1 y 2 de febrero, Congreso de Pastoral Parroquial. Esta actividad es de carácter obligatorio para los integrantes de Grupos Apostólicos y Miniequipos. Lugar: Soc. “Reyde”.

Invitamos a toda la comunidad parroquial para que asista al gran concierto de MARTÍN VALVERDE, el cual se llevará a cabo el día 27 de febrero en el campo deportivo “20 de noviembre”, a las 19:00 hrs. Venta de boletos en la Joyería “Susy” y “Novedades Chío”. Preventa: $30.00 Sillas. $40.00 Gradas.
“Nadie te ama como yo”.

Bendición de velas el día 2 de febrero en todas las misas.

 

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