Primer
Lugar en Prosa de los Primeros Juegos Florales Nacionales de Calkiní
Lema:
"IN TUCUL U TIAL IN LUUM"
Dedico
este trabajo a la Escuela Tecnológica Agropecuaria No. 86
Con
mi afecto
Calkiní
era el emporio de una extensa heredad peninsular donde habitaron
y dominaron los mayas acanulenses. La etimología de su nombre
-Kin significa Sol- concuerda con la luminosidad natural de este
paraje enclavado en un semivalle abierto hacia el mar. Es consabido
que los valles como los de El Cairo y de Anáhuac son particularmente
esplendorosos.
La
Península de Yucatán a la que pertenece geográficamente
este lugar, fue en los albores de la actual Era Cenozoica una isla
emergida que se unió después al continente. Se trata
de un proceso geológico que se repite con Isla Arenas de
esta municipalidad, la cual se está incorporando a la tierra
firme. Con respecto a los moradores aborígenes, sus raíces
se hunden en las conjeturas de la prehistoria y se confunden por
la herencia común y el medio, con los primitivos pobladores
de Mesoamérica que se extendieron en los confines de ese
territorio de América Central, lo que corroboran reliquias
esporádicas y estelas halladas en el subsuelo de la región.
Tal vez los fósiles que guarda esta plataforma continental,
que sobresale más de 1 km. a 200 m. de profundidad del litoral,
revelarán el auténtico nacimiento del hombre maya,
dentro de los principios de la evolución, y sea como el maíz,
base de su cultura, originario también de América,
sin desconocer las emigraciones transcontinentales e intercontinentales.
La
Historia nos habla de la hegemonía de Mayapán durante
cuatro siglos, desde el año de 1,030 de la Era Cristiana
al de 1,441, término en el que la Península de Yucatán
se dividió en diecisiete cacicazgos, dato que el Códice
de Calkiní, el documento más remoto que poseemos,
recoge en sus páginas. Al desmembrarse Mayapán emigran
a Calkiní, nueve hermanos de apellido Canul, el mayor Ah
Tzab Canul, surgiendo en nuestro horizonte histórico el Cacicazgo
de Ah Canul que se extiende de T'ho (Mérida) a Ah-Kin-Pech
(Campeche) de Norte a Sur, y de las Sierras Alta y Baja del Este,
al litoral correspondiente del Golfo de México por el Oeste.
Era este cacicazgo una provincia independiente. Le pertenecían
Tepakán, Bécal, Halachó, Maxcanú y Chocholá
por el norte; Dzitbalché, Bacabchén, Pocboc, Hecelchakán,
Pomuch y Tenabo al sur; Nunkiní, Sahcabchén y Pucnachén
al occidente. Todas estas poblaciones subsisten hasta ahora; otras
como Pakanté, situada a 3 Km. al oriente, son ruinas donde
se ven lienzos y montículos de piedras labradas; algunas
como Mopilá, no han podido ser localizadas. Ralph L. Roys
quien nos visitó en 1943 la buscaba con tenacidad por el
municipio de Halachó.
Esta
provincia indígena, era gobernada por Batabes -adalides civiles
y militares- que reconocían por Jefe del gobierno al primogénito
Ah Tzab Canul quien residía en Calkiní, capital del
cacicazgo. El cementerio de la nobleza maya era la isla de Jaina,
traducción de Hail-ná, casa en el agua, frente a Hecelchakán.
En
1541, justamente a los cien años de establecido el cacicazgo
y transcurridos 49 años del Descubrimiento de América,
llegaron a Calkiní los conquistadores iberos capitaneados
por Francisco de Montejo, después de fundar San Francisco
de Campeche en febrero del propio año y antes de la fundación
de Mérida el 6 de enero de 1542; hicieron su entrada por
el Camino Real llamado así por ser de primer orden y es el
que comunica Campeche con Mérida. El jerarca Ah Tzab Canul
había muerto y fue Na Pot Canché de su misma estirpe,
quien congregó en sus cortiles -sitios de reunión-
a todos los Batabes y capituló al frente de su residencia
en Xtucaan, lugar señalado por un arco castellano. Allí
se sometieron los acanulenses y entregaron sus tributos: cien pavos,
costalejos de maíz, cántaros de miel y canastas de
algodón, sobre el pozo Halim, en cuyo fondo corre hacia el
mar un cenote o río subterráneo, bajo una frondosa
ceiba, árbol tropical de la familia de las bombacáceas,
que conocí en mi niñez, lugar público donde
celebraban sus convenios, sus pactos, sus acuerdos. El pozo y el
arco conupial se conservan indemnes; en cuanto a la ceiba está
a punto de desaparecer reducida a un tronco seco. Este sitio histórico
está a menos de medio kilómetro al poniente del centro
actual de la ciudad.
Se
inicia entonces la época de la dominación española
que duró trescientos años. Calkiní, en esta
etapa colonial conserva la preeminencia histórica que tuvo
en los anales mayas. Fue un gran centro religioso como lo comprueban
el templo grandioso cuya construcción remonta a más
de cuatro siglos y el convento en ruinas que albergaba a 35 frailes
franciscanos que enseñaban la Doctrina Cristiana, propagaban
la fe, evangelizando a los habitantes de lejanas tierras peninsulares
que acudían a ser registrados en los archivos de la Iglesia,
que en parte se conservan, guiados por la torre que todavía
se enseñorea por toda esta vasta comarca. En los interiores
del templo deben considerarse el retablo, obra artística
de madera del siglo XVI que constituye la decoración del
altar mayor y notables imágenes de bulto, entre otras, la
de San Luis Obispo, patrono de Calkiní; el Cristo de la Misericordia,
que con el de San Román de la ciudad de Campeche y el de
la Salud de Hecelchakán, forman la trilogía de la
crucifixión más admirable en la tradición y
fervor del pueblo campechano; la Virgen de los Dolores y la escultura
sui generis de la guadalupana. debo agregar el púlpito hermosamente
tallado en piedra y madera donde han subido varios oradores sagrados,
sacerdotes y religiosos de la Compañía de Jesús
y el baptisterio con la notable pila bautismal. De parte del convento
almenado y con airosa espadaña se conserva una empinada escalera
de caracol, que conduce al domo o cúpula conocida popularmente
por la media naranja, desde donde se domina una vista panorámica
amplia y cautivante.
En
aquel lapso secular, las sangres de los conquistadores y conquistados
se mezclaron, han quedado injertadas para siempre las dos razas,
blanca y cobriza, con la circunstancia biológica de que el
gene español es el unificador en el mosaico de las subrazas
amerindias para integrar la patria grande hispanoamericana; así
se gesta nuestra existencia mestiza con un porcentaje variable de
sangre española, cuyo cruzamiento continúa, y al proclamarse
la Libertad en 1810 y la Independencia en 1821, nace la nacionalidad
mexicana. Nosotros pensamos en la lengua de nuestros progenitores
los cruzados españoles y sentimos con el corazón de
nuestra madre indígena, cuya lengua muerta, revive amorosa,
gramatical y onomatopéyica en nuestro trato social. La tierra
natal la heredamos de los mayas, la civilización, la cultura
clásica, la recibimos de España. Debemos la vida y
lo que somos a los dos ascendientes que merecen por igual la nobleza
de nuestro corazón y la generosidad de nuestra alma.
El
14 de febrero de 1824 el H. Congreso del Estado de Yucatán
que comprendía la península entera, eleva a la categoría
de Villa el pueblo de Calkiní.
En
1847 con motivo de la Guerra de Castas, que duró un lustro,
insurrección provocada por injusticia social y económica
de un régimen de tipo colonial que persistió después
de consumada la Independencia, muchas familias del sur del actual
Estado de Yucatán trasladaron definitivamente sus domicilios
a la Villa de Calkiní alejándose de la conflagración.
En
1857, hace 120 años, se erige el Estado de Campeche como
entidad de la Federación Mexicana. Al hacerse la división
política del antiguo Estado de Yucatán, la parte norte
del pretérito cacicazgo de Ah Canul más allá
de Bécal quedó incorporada al actual Estado de Yucatán.
Esta es la razón explícita de que no existían
fronteras de certidumbre moral entre la prehispánica metrópoli
maya y todos los pueblos del Camino Real que no son ajenos a nuestro
ser y que por tradición, reconocen su linaje y que también
Calkiní, la ciudad señorial de los Canules, equidistante
de Campeche y Mérida, tendrá en el futuro una función
muy grande que desempeñar en la evolución de esta
región de nuestra patria. Conviene aclarar que si nuestra
vida política es sólo centenaria, nuestra vida desde
el nacimiento es milenaria y nos pertenece, pues cada sector de
la península yucateca tiene un fondo histórico común
puesto que existía antes de constituirnos en Estado, y somos
tan antiguos como el Estado actual de Yucatán y el novel
estado de Quintana Roo. Así D. Serapio Baqueiro que fue eminente
historiador yucateco es y será siempre de Dzitbalché
municipio de Calkiní, que lo vio nacer.
El
9 de Diciembre de 1865 visitó la villa de Calkiní
la emperatriz Carlota Amalia. Se alojó en las casas que están
al oriente del parque principal que pertenecían al Padre
D. Joaquín Pérez. Todavía pueden verse puertas
condenadas que indican que existió comunicación entre
ellas, en la de la esquina, lado sur, pernoctó; en la sala
de la parte central se celebró la misa y la de la esquina
lado norte, fue ocupada por su comitiva. Estos datos fidedignos
me los comunicó verbalmente un tío carnal mío
que en su infancia fue testigo de este acontecimiento.
Conmilitón
en las filas republicanas, Calkiní como Querétaro
es tumba del segundo Imperio y consolida el liberalismo campechano,
ajusticia en el muro que estuvo al sur de la plaza principal, donde
estaban marcadas tres cruces, a los corifeos imperialistas Gral.
Juan Espejo, Lic. Nicolás Dorantes Avila y José Dolores
Ponce, enemigos de la República de Juárez y de la
Patria de Hidalgo, el 13 de Junio de 1867, seis días antes
del fusilamiento del Emperador Maximiliano de Habsburgo y de los
Grales. Miguel Miramón y Tomás Mejía en el
Cerro de las Campanas, Qro., acto que no nos avergonzamos como pretendía
el Dr. Joaquín Blengio en su soneto a Calkiní, en
el que nos da un pésame, en vez del pláceme, olvidando
la máxima latina Dura Lex, sed lex que nos recuerda que es
preciso someterse a la ley aunque sea penosa. A continuación
transcribo dicho soneto.
A
CALKINÍ
Tres
vidas en ti sacrificadas
fueron por dos verdugos fementidos;
sin haber vencedores ni vencidos,
fueron como trofeos inmolados.
Justas
leyes no fueron aplicadas;
enconos nada más fueron cumplidos;
los Mártires por eso son sentidos
y las bárbaras fieras execradas.
Ya
que te hizo la maldad perjura
altar de sacrificio tan cruento,
pregona el crimen a la edad futura.
Y
sé, sombra a la vez monumento,
de los muertos, calvario y sepultura
de García y de Aznar remordimiento.
En
las postrimerías del siglo XIX y primera década del
presente siglo, residieron en Calkiní bastantes familias
cultas que le dieron lustre; las haciendas de los contornos estaban
florecientes. El palo de tinte, leguminosa cesalpínea que
se da en profusión en la zona aledaña de la costa
municipal, era exportado en gran escala por el Golfo de México
adonde se conducía por unas zanjas que existen aún
al poniente de la Hacienda Sta. Cruz y de Tankuché, Calk.
De esta planta tintórea se extrae el colorante natural conocido
en el mundo por hematoxilina campechana, muy apreciada antes del
advenimiento de la anilina, alcaloide artificial que la reemplazó;
ahora hay tendencia de volver a utilizarla en la industria europea.
El henequén y el maíz eran objeto de cultivo desarrollado
y la ganadería, fomentada con predilección, constituía
una riqueza. Aquellos tiempos que situamos en un remanso histórico
de paz arcádica que guardó la pauta del imperialismo
no totalmente desvanecido y la estructura semicolonial del gobierno
porfirista en la que no resonó la abolición de la
esclavitud proclamada por Hidalgo, produjo auge intenso pero no
extenso en la vida social. Las festividades tradicionales religiosas
y profanas, adquirieron una progresión inusitada. Era costumbre
ya extinguida rezar en familia la oración de la tarde, el
Ángelus, al tañer de las campanas de la torre de la
parroquia y acto continuo dar las buenas noches a las personas mayores,
besándoles la mano en señal de respeto. Los carnavales
a su vez, con sus estudiantinas, bailes de máscaras y disfraces
y de etiqueta alcanzaron gran brillantez y se rememoran con fruición.
Este
estado de cosas, no podía ni debía perdurar, porque
transcurría al margen de la justicia social.
En
1910 y años subsiguientes, Calkiní fue teatro de grandes
luchas políticas que han defendido y servido leal y apasionadamente
los postulados de la Revolución Social Mexicana.
El
30 de noviembre de 1918, hace cincuenta y nueve años y después
de noventa y cuatro años de ser villa, el presidente municipal
de entonces, C. Carlos A. Berzunza Ramón -auténtico
veterano de la Revolución maderista- propuso y obtuvo la
elevación de la antigua villa de Calkiní a la categoría
de ciudad. La promulgación del decreto correspondiente, fue
expedida en los siguientes términos: "General Joaquín
Mucel, Gobernador Constitucional del Estado Libre y Soberano de
Campeche, a sus habitantes sabed: Que el H. Congreso del Estado
se ha servido dirigirme el Decreto que sigue: El XXVI Congreso del
Estado de Campeche decreta: Número 110, Artículo primero.-
Se eleva a la categoría de ciudad la villa de Calkiní.-
Artículo segundo.- El H. Ayuntamiento fijará un ejemplar
de este Decreto en el Salón de sesiones. Dado en el Palacio
del Poder Legislativo, en Campeche, a los treinta días del
mes de Noviembre de mil novecientos diez y ocho. Alfonso Quintana,
D.P.-Rafael Velasco, D.S.-P.E. Sotelo, D.S.-Firmas.-Publíquese
para su cumplimiento. Palacio de Gobierno del Estado, en Campeche,
a los treinta días del mes de Noviembre de mil novecientos
diez y ocho.-J.Mucel.-Manuel Ferrer, Srio. Gral.-Firmas".
De
los ocho municipios en que se divide políticamente el Estado
de Campeche, el de Calkiní está situado al norte de
la Entidad. Colinda al norte con el municipio de Halachó
del Estado de Yucatán; al oriente con Uxmal y sus ruinas
también del Estado de Yucatán; al sureste con el municipio
de Hopelchén, Cam., al sur con Pocboc del municipio de Hecelchakán,
Cam., y al occidente con el Golfo de México. El municipio
de Calkiní tiene aproximadamente 30,000 almas. Su cabecera
es Calkiní, la tercera ciudad del Estado de Campeche. Son
poblaciones importantes del municipio de Calkiní: Bécal,
Dzitbalché, Nunkiní, Tepakán, Bacabchén,
Sta. Cruz Pueblo, Sahcabchén, Pucnachén; también
le pertenece Isla Arenas en el litoral, cuyos habitantes se dedican
a la pesca. Citaremos algunas de las numerosas exhaciendas y fincas
del Municipio, a saber: Sta. Cruz hacienda la más importante,
Tankuché, S. Nicolás, Sta. María, S. Antonio,
S. José, Xnohlán, etc. Al oriente hay ejidos cercanos
a la Sierra Alta, con bastante proporción de humus. Calkiní
está unida por medio de carreteras a las villas y pueblos
dentro de su jurisdicción municipal y a través de
los municipios del Camino Real con las ciudades de Campeche y Mérida.
Está unida asimismo por el Ferrocarril del Sureste y la línea
de autobuses A.D.O. a la red de comunicaciones de la república.
El
centro urbano está rodeado de los siguientes suburbios: Kilakán,
el más denso, al SO; la Concepción al NE; S. Luis
al NO; S. Miguel al SE y vecino a él el pequeño barrio
de S. Luisito; la colonia "Benito Juárez" situada
al norte de la ciudad lleva ese nombre por una sugerencia de la
Secretaría de Gobernación al Ayuntamiento de Calkiní,
en el año de 1956 para conmemorar el sesquicentenario del
nacimiento del Benemérito de las Américas, título
este último otorgado por el Congreso de Colombia. Para terminar
esta enumeración señalamos el barrio de Guadalupe
que se está formando al oriente de la ciudad, a un lado del
tramo del desvío de la carretera nacional.
La
población del municipio de Calkiní es laboriosa: Bécal
es célebre por la industria del sombrero fino de jipi, cuya
fama ha trascendido las fronteras del país; Tepakán
por su alfarería. En la cabecera elaboración y comercio
en gran escala de sombreros de palma de guano; cultivos de maíz,
frijol, calabaza, yuca, camote, cacahuate, chile, sandía,
cítricos y otras plantas frutales y hortenses. En los campos
se cobran piezas de caza tales como venados, conejos, codornices
y pavos del monte. Se trabajan sillones de mimbre, hamacas, esteras,
escobas, canastas y otras artesanías. Hay cordelerías,
fábricas de hielo, molinos de granos, como lugares de trabajo.
Maestro u oficial de albañilería y ferroviario son
ocupaciones muy comunes en el medio y salen a su desempeño.
Los
calkinenses tienden a superar su cultura tradicional. A fines del
siglo pasado y principios del actual, en el hermoso convento franciscano
no derruido funcionaba una escuela dirigida por el señor
Cura Lic. D. Francisco García Fernández en la que
recibieron educación varios jóvenes que luego figuraron
en la Iglesia y Magisterio peninsulares. Ellos son: el Padre Higinio
Maldonado que por varios años tuvo a su cargo el Santuario
de Itzimná de Mérida, Yuc.; el Padre Mauricio Petul,
Misionero Paúl de la Iglesia de Lourdes de Mérida,
Yuc.; el maestro de varias generaciones de educandos D. Gabino de
J. Vázquez, autor de Buscapié Cervantino, oriundo
de Calotmul, pasó su tercera infancia, adolescencia y temprana
juventud en Calkiní, dato que indebidamente se calla en su
biografía, quien más adelante fundó el Colegio
Elemental y de Preparatoria en la capital de Yucatán; el
Padre Lorenzo García Ortega antiguo párroco de Hecelchakán;
Monseñor Gonzalo Balmes Noceda, fue párroco de Calkiní,
hasta su muerte, acaecida hace cinco años. Consigno estos
datos como poco conocidos.
Actualmente
la población escolar de la ciudad de Calkiní es de
2,500 estudiantes contados desde el Jardín de Niños
hasta la Escuela Normal. Las más concurridas son la Escuela
Primaria Urb. Fed. No. 10 "Mateo Reyes" y la Escuela Tecnológica
Agropecuaria No. 86. Por eso los desfiles cívicos y deportivos
cobran gran lucimiento.
Existen
tres sociedades culturales: "Aurora", "Reyde"
y "Paz y Unión". La primera está celebando
las fiestas de sus Bodas de Oro con inusitado esplendor. En la Unidad
Deportiva "20 de Noviembre" festival folklórico
de las Sociedades culturales del Camino Real. Inauguración
de las obras realizadas en su local: el teatro "Briseida Cuevas"
donde se lleva a escena con toda propiedad por su club de teatro
la comedia musical "Violinista en el Tejado"; Sala de
Exposiciones de artesanías, pinturas y fotografías.
Cancha de Básquetbol y otras varias obras. Festival infantil
en la pista de baile. Conciertos. Noche de voces y guitarras con
la presentación del Orfeón Universitario Campechano,
Romanza Campeche, Rondalla meridana y Rondalla "Calkiní",
Cuadrangular de básquetbol por el trofeo "Bodas de Oro
de la Sociedad Cultural Aurora". Homenaje a deportistas, Festival
de la Sociedad "Progreso y Recreo" de Espita, Yuc., Baile
de las Bodas de Oro y, por último, Sesión solemne
con asistencia de la Directiva de Honor Fundadora. Se hizo especial
invitación a las Autoridades, Presidentes y Embajadoras de
todos los períodos sociales.
Muy
pronto, el H. Ayuntamiento en ejercicio celebrará con pompa
primaveral el Primer Torneo de Juegos Florales Nacionales, con los
perfiles provenzales de su origen y revestido de galas contemporáneas.
Todas estas actividades culturales se ofrecen como una renovación
de la tradición espiritual de Calkiní cuya juventud
mantiene vivo, como las vestales el fuego sagrado de Vesta, el arte
y los valores de su tierra bienamada. También este Cuerpo
edilicio verificará en breve una Feria agrícola, ganadera
e industrial, a nivel municipal para incrementar la producción
de la localidad e inducirla al progreso.
No
obstante lo expuesto y en contraste con su elevado índice
de fecundidad étnica pues el número de nacimientos
es mayor que el número de defunciones en un período
dado, el censo municipal no crece con el ritmo que corresponde a
la agregación genética; este fenómeno social
es debido a la emigración de individuos adultos y de familias
enteras fuera del medio en que nacieron, por la falta de fuentes
de trabajo, problema vital en que se debaten los seres humanos de
esta región estatal de economía débil.
El
futuro de Calkiní depende primordialmente de una salida al
mar. Al municipio le corresponden 66 Kms. de litoral del Golfo de
México, desde Neyuc punto limítrofe con Hecelchakán
a Celestún, Yuc., y en esa zona costera se cuenta con abundantes
recursos naturales renovables y no renovables. Por consiguiente,
los habitantes de esta parte de la península, sufren el suplicio
de Tántalo al no tener acceso a esos bienes donados por la
naturaleza cuya importancia señalamos:
Zona
pesquera para poder balancear la alimentación de numerosos
campesinos desnutridos que padecen pelagra por carencia de proteínas
y vitaminas. Puede fomentarse el cultivo de ostiones en gran escala,
para responder a la demanda de este marisco.
Extensas
y blancas salinas que deben ser explotadas para beneficio del pueblo.
La
vegetación exuberante, los manantiales, la fauna y flora
marinas, las rías, forman marco pleno de belleza que atrae
el turismo.
Extensos
cocotales, maderas preciosas como la caoba de hermoso pulimento;
el mag productor de corcho que sirve para fabricar tapones, suelas
para el calzado, flotadores para las redes de pescar, linóleo,
etc.; arbustos productores de tanino empleado para curtir las pieles,
amén de otras especies vegetales útiles. Pastos naturales
y ojos de agua para el fomento de la ganadería.
La
exploración de la plataforma continental, porción
de lecho marino que bordea esta parte de continente es muy probable
descubra yacimientos petrolíferos, razonamiento fundado por
analogía de lo que acontece en los lugares que tienen un
mar cerrado, en los que siempre existe plataforma continental extensa
y en ella copia de petróleos; es el caso de Maracaibo en
el Golfo de Venezuela donde se explotan yacimientos petrolíferos
marinos.
la
carretera Calkiní-mar está muy avanzada; se han hecho
los tramos de Calkiní-Nunkiní-Sta. Cruz Hda.-Tankuché-Remate;
faltan sólo 6 kilómetros para llegar al mar, pero
los trabajos están paralizados. Por el canal adyacente dragado,
trajinan botes motorizados que traen pescados en pequeña
cantidad.
Allá
está el camino del progreso. El anhelo general es que no
quede trunca esta vía de comunicación. Se tiene una
deuda histórica con Calkiní que ha sido centro maya,
centro colonial e importante villa de Yucatán y ahora no
puede por sí sola superar sus nobles tradiciones. Es acreedora
a ser enaltecida, a que se impulse su desarrollo económico
y se promueva su progreso, para que retorne el esplendor de los
tiempos prehispánicos y vuelva el niño del campo a
tener en el alma la luminosidad de las tardes de su heredad, cuando
las Sierras reflejan la luz del ocaso de allende los mares.
Calkiní,
Campeche, a 10 de abril de 1977.
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Tomado
de: Prisma del Camino Real. Varios autores. Universidad del Sudeste.
Departamento de Difusión Cultural. Campeche, Cam., 1978,
60 pp.
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