Para revelar uno de los secretos del Universo vamos
a coger: UNA PIEDRA.
Miramos
la piedra y la vemos sólida, quieta, una unidad
aparentemente cerrada, aislada del resto, independiente.
La
vemos así por la distancia a la que estamos viendo
la piedra, pero vamos ha acercarnos:
Si
nos acercamos lo suficiente veremos que es un compendio
de minerales unidos entre sí formando una piedra.
Si
seguimos acercándonos veremos los átomos
que forman las moléculas, con un ajetreo impresionante,
electrones moviéndose alrededor de sus núcleos,
átomos intercambiando electrones, núcleos
rotando, y todo ello a una velocidad inimaginable. Y
además, mucho espacio vació entre ellos.
Si el núcleo de un átomo fuera como una
pelota de baloncesto su electrón más cercano
rotaría a una distancia de 35KM. (os lo imagináis).
Si
seguimos acercándonos seguramente llegaremos
a un punto donde ya no hay materia, está vacío,
¡No hay nada!
Si
miramos la piedra lo suficientemente cerca veremos que
¡está hecha de nada!
Sólo
estaría la información; la intención;
La fuerza intencionada para que todo funcione de esa
manera y formen ¡una piedra!
Y,
esa fuerza inteligente e intencionada, esa información
sin materia que hace que se unan átomos, moléculas,
minerales para formar una piedra ¿Qué
es? ¿Será Dios?
¿Estaremos
viendo a Dios desde lejos cuando miramos una piedra?
Pues yo creo que sí.
Si
esto es así, podemos decir que esa piedra no
se creó hace mucho tiempo, sino que se está
creando cada instante, que está siendo sostenida
y unida por todo ese ir y venir de los átomos
de manera concertada y ordenada. Si los átomos
de los que está hecha se separan, simplemente
se desintegra. Y solo podemos ver el resultado de este
esfuerzo alejándonos lo suficiente como para
ver la piedra.
Pero
la piedra no está sola en el Universo, sino dentro
de él. Forma parte de algo más grande,
es parte de un planeta, nada menos. (Solo tenemos que
alejarnos lo suficiente para verlo).
Por
lo que podemos pensar que la intención que está
creando esa piedra no se
acaba con ella, sino que es una obra mucho mayor: UN
PLANETA.
La
piedra que en si misma es una unidad, no está
aislada, aunque lo parezca, sino que forma parte de
una unidad mayor: LA TIERRA.
La
Tierra a su vez, forma parte de una galaxia, y así
sucesivamente.
Si
pudiéramos alejarnos lo suficiente veríamos
que clase de piedra es el universo. Lo que pasa es que
lo vemos desde dentro. No vemos la unidad enorme e intencionada
de la que formamos parte.
Lo
mismo ocurre con los seres vivos:
Todas
las células de tu cuerpo están asociadas,
concertadas, unidas para ser Tú (una unidad);
solo hay que alejarse lo suficiente para verte.
Lo
único que cambia entre la piedra y tú,
es la disposición de los átomos; el orden,
la intención para formar una cosa y no la otra;
pero el material es el mismo.
Tú
al igual que la piedra también estas siendo sostenido
por esa fuerza intencionada, microsegundo a microsegundo.
Tus
células viven su vida de forma independiente.
Las
células de los huesos no se parecen en nada a
las del hígado, por ejemplo.
Cada
una hace su función sin preocuparse de nada,
interactúan, se complementan y colaboran entre
ellas para formar "una persona".
Las
células sólo almacenan energía
para funcionar tres segundos, después dí
este tiempo comenzarían a morir; confían
en que el entorno en el que viven les proporcione lo
que necesitan al momento.
¡Y
funciona!
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