El corazón de Ah' Canul - 11
 
No. 11
E d i t o r i a l
 

2010 es un año de conmemoración de acontecimientos trascendentes en la vida de nuestro país; un año propicio para conocer, repasar y valorar sobre hechos y personajes relacionados con la Independencia Nacional y la Revolución Mexicana. Es justo reconocer la actitud de los patriotas mexicanos, pero también los sucesos de esos movimientos son una invitación para un análisis que puedan llevarnos a conclusiones, que bien podrían servirnos de pauta para la actuación nuestra, con la vista puesta en el futuro del país.

Entre el inicio del movimiento independista y el de la Revolución Mexicana, mediaron 100 años que vinieron a ser un periodo de marcada crisis económica, política y social, que dejaron amargas experiencias al pueblo mexicano.

Independientemente de los constantes levantamientos armados, que podríamos clasificar de menores, hubo hechos que trastocaron profundamente la vida del naciente país:

En 1810, la lucha fue contra el dominio español; en 1847 la guerra fue contra los Estados Unidos de Norteamérica, que terminó con la pérdida de más de la mitad del territorio; en 1862, contra los franceses y el posterior imperio de Maximiliano; pero hubo también enfrentamientos que netamente fueron entre mexicanos, como fue la Guerra de Reforma (1858-1860), que dejó una marcada división entre liberales y conservadores, y la Revolución Mexicana de 1910, que cobró algo así como un millón de víctimas humanas.

Por lo anteriormente expresado podemos decir que el enemigo no ha sido solamente el extranjero (español, norteamericano y francés), sino que las diferencias han estado también entre los mismos connacionales.

Aquí cabe reflexionar y preguntarnos: ¿Cuál ha sido entonces el verdadero enemigo? Porque estamos de acuerdo que no está en el factor nacionalidad, sino en algo más profundo, en algo más inherente al ser humano.

Esa es la gran tarea de los mexicanos de hoy: de gobernantes y gobernados: llegar a conocer la génesis de los problemas humanos y atenderlos oportunamente.

Por lo pronto diremos que la justicia, la equidad, la tolerancia, entre muchos valores, han de ser el cimiento en que han de descansar los pilares de la sociedad mexicana.

Habrá que ir modificando y ajustando, de acuerdo a la realidad, lo que sea necesario en nuestra Constitución, pero lo más importante será el respeto y la aplicación de nuestras leyes.

 

A partir de la presente publicación, la Comisión del Ayuntamiento de Calkiní, para la celebración del Bicentenario del inicio de la Independencia Nacional y el Centenario de la Revolución Mexicana, colaborará con nuestra revista para dar a conocer eventos y opiniones sobre el tema que les ocupa.

Bienvenidos sean.