El corazón de Ah' Canul - 11
 
No. 11
Hacia el Centenario de la Revolución (Recopilación)
Fred Jorge Yván Berzunza Chacón
 
 

México, 7 de mayo de 1911. El presidente Díaz publicará mañana un manifiesto a la Nación. Tiempo de México logró entrevistar al Primer Magistrado, y adelanta lo más trascendente de sus opiniones.

Señor Presidente ¿anunciará usted los cambios que todo el país espera?

La rebelión iniciada en Chihua­hua y que paulatinamente ha ido extendiéndose, hizo que el gobierno que presido acudiese, como era de su estricto deber, a combatir en el orden militar el movimiento armado. Entre tanto, la opinión pública se uniformó demandando determinadas reformas políticas y administrativas. Para satisfacerlas informé al Congreso de la Unión, el primero de abril, que era mi propósito iniciar o apoyar las me­didas que reclamaba la Nación.

¿No habrá quién lo acuse a us­ted, Señor Presidente, de actuar bajo la amenaza del movimiento revolucionario?

Sobreponiéndome al cargo que me puedan hacer de no obrar espontáneamente, sino como consecuencia de la situación, es público y notorio que he entrado de lleno en el camino de las reformas prometidas. La iniciativa de No reelección del presidente y vicepresidente de la República y de los gobernadores de los estados, apoyada moralmente por el Congreso de la Unión, ya fue aprobada por la Cámara popular y está a punto de serlo por el Senado de la República. Se ha concluido el estudio de una nueva ley electoral que haga efectivo el sufragio popular, acomodándose a nuestro medio social y eliminando hasta donde sea posible la intervención de la autoridad política.

¿Qué representan en si mismos estos cambios políticos y administrativos?

Una prueba inequívoca de la sinceridad del gobierno para interpretar las aspiraciones de la mayoría de la nación y del espíritu de reforma que ha invadido también la administración pública.

¿Cómo juzga usted, Señor Presidente, el electo que han causado sus disposiciones en el movimiento maderista? ¿Accederá usted a las exigencias de presentar su renuncia?

Quienes se lanzaron desinteresadamente a la revuelta deberían ya haber depuesto las armas. Mi gobierno ha deseado restablecer la paz por medios legítimos y decorosos. Los rebeldes interpretaron el cese al fuego en Ciudad Juárez como una debilidad del gobierno. Fracasaron las negociaciones debido a lo exorbitante de las demandas. Aceptar la exigencia de que renuncien el presidente y el vicepresidente dejaría el país librado a los azares y peligros de unas elecciones que una vez efectuadas, según nuestra Carta Fundamental, se harían en plena efervescencia de las pasiones y antes de haber restablecido el orden.

En este momento ¿qué significa para usted la presidencia?

Hoy, más que nunca, el poder sólo tiene amargos sinsabores e inmensas responsabilidades, No continúo por una inspiración de vanidad personal; no: tengo el deber supremo de dejar este país en orden y dentro de la ley o de hacer cualquier sacrificio por conseguirlo, aun el de la propia vida.

Por último, ¿se mantendrá usted en el poder?

Sí. Permitir que la presidencia de la República quede en manos de un grupo de hombres armados no es restablecer la paz sino abrir en nuestra historia otro periodo de incertidumbre. Dejaré el poder cuando mi conciencia me lo diga y no entregaré el país a una anarquía. Si se recrudece la actividad revolucionaria, el gobierno se verá obligado a redoblar sus esfuerzos con la participación de nuestro heroico Ejército. Necesitamos el patriotismo del pueblo, contamos con él y estamos seguros de salvar a la Patria.