El Corazón de Ah' Canul - 66
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La Benemérita Madre de la Patria
Estela Hernández Sandoval
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Son un buen número de mujeres las que, con su temple, arrojo y valor, hicieron posible alcanzar los ideales de la independencia nacional o los plasmados en la revolución de 1910.

Estas mujeres arriesgaron su seguridad personal y muchas recibieron injurias, fueron arrestadas y privadas de su libertad.

Pensar en ellas, nombrarlas y reconocerlas es un compromiso histórico con quienes la nación guarda una deuda de reconocimiento y admiración.

Este año, perteneciente al sexenio lópezobradorista, en el cual se ha comenzado a acomodar los lugares en la Historia, se ha decretado que toda la documentación oficial, lleve la leyenda “2020, Año de Leona Vicario, Benemérita Madre de la Patria”.

María de la Soledad Leona Camila Vicario Fernández de San Salvador, tal es el nombre de esta fuerte e indómita mujer que, empuñando la palabra, a través de diferentes periódicos de la época luchara por la libertad, por la independencia y como si la palabra misma no fuera de por sí peligrosa, prestó servicios consistentes en pagar de su propio peculio información relevante a las tropas insurgentes, o comprar armas para uso del ejército liberal. Contribuyó, además con una imprenta, transportada en los pomposos vestidos de damas adeptas a la causa; fue esa imprenta con la que el General Morelos dio a conocer su valioso periódico El Ilustrador Nacional; en ella, también fueron impresos los escritos incendiarios de Andrés Quintana Roo, del Doctor Cos y otros más.

Estoica, serena y con fuerte espíritu se comportó Leona Vicario en el juicio de sedición y rebeldía al que fue sometida por la Santa Inquisición, sin que de sus labios saliera la delación exigida.

Cierto es que, al igual que doña Leona Vicario, hubo otras mujeres que con su acción contribuyeron a la construcción de un Estado Mexicano libre e independiente e incluso ofrecieron su vida, y la de los suyos, a sus ideales libertarios; sin embargo, doña Leona, sin directamente empuñar armas, y sólo con el manejo de palabras, escritos e ideas, por ser capturadores de conciencias, representó un gran peligro para los que querían seguir conservando el estado de las cosas, por eso la persecución de la que fue objeto resultó implacable.

Vivió su vida haciendo honor a su nombre de Leona, y por dos años, junto con su marido, don Andrés Quintana Roo, vivió perseguida por la sierra, a salto de mata, apostando por su futuro y el de su primogénita, que naciera en la soledad de una cueva.

Estas y otras acciones la hacen digna del reconocimiento que actualmente se le otorga; ya el mismo Generalísimo Morelos le rinde homenaje en vida, al nombrarla Benemérita de la Patria. A su muerte, acaecida en 1842, se le ofrece un Funeral de Estado y se le nombre Benemérita y Dulcísima Madre de la Patria; ahora a nosotros, los ciudadanos y ciudadanas de hoy, nos toca rendirle homenaje a esta gran mujer.

Hacemos votos porque el nombramiento del que hoy es objeto esta connotada mujer no se concrete única y exclusivamente en el decreto del Diario Oficial de la Federación y que tampoco se pretenda ensalzar y mitificar su figura; fue un ser humano y como tal tuvo sus errores, mas lo que a nosotros nos interesa es su obra en beneficio de la Patria y eso es lo que hay que destacar.

Enhorabuena por la actual distinción a doña Leona Vicario.