En todas las comunidades, existen personas que dejan huella, hombres y mujeres perseverantes, con vocación de servicio, comprometidas con sus sueños y con sus raíces.
Esta noche, nos reúne un motivo especial, el reconocimiento a un hijo de esta tierra de artesanos, un ciudadano distinguido que ha puesto en alto, el nombre de este lugar. Me refiero a ese gran Señor, Caballero humilde, generoso, singular.
Don Domingo Dzul Poot, un hombre de dos siglos. Un becaleño afortunado por haber nacido en este pueblo, por aprender desde pequeño a tejer los hilos de la vida, a conocer la magia de la sabiduría en los labios de la abuela.
Don Domingo es un tejedor de historias. El cantor del pueblo, un extraordinario narrador de historias y leyendas.
Un becaleño cuya trascendencia en la literatura en lenguas indígenas, exalta su talento, al compartir el legado de los cacicazgos mayas y las bendiciones de la madre tierra.
Un ser extraordinario que dibuja con su palabra la grandeza de la cultura, el recuerdo de los relatos orales, las emociones de su abuela Gregoria y los cuentos de su madre, Doña Carmela Poot May.
Su pasión por la historia, el estudio y preservación de la lengua maya, le han permitido aproximarse a las raíces de su origen, a la fuerza de su sangre lo impulsaron a descubrir y enaltecer la herencia de sus ancestros.
En una fecha histórica como hoy 29 de abril, pueblo y gobierno municipal, brindan un merecido reconocimiento, al Decano de los narradores en lengua maya, al Sr. Domingo Dzul Poot, becaleño distinguido.
Don Domingo, mi aprecio y admiración. Gracias por obsequiarnos sabiduría a través de sus libros, por entregarnos el tesoro de la palabra en los cuentos y relatos de ayer para seguir amando esta tierra, conserva en las cuevas, la frescura de los recuerdos familiares y se empeña en preservar la herencia artesanal. Cada pueblo tiene su propia historia, con este acto escribimos una página más.
Honrar honra.
¡Felicidades Don Domingo! |