La
poesía de Ramiro Suárez se inclina hacia el amor perpetuo, un
amor que define a la mujer como cada instante del tiempo vivido
y por vivir. Se inspira en ella, para versificar lo que siente,
en textos sin puntuaciones, cortados por suspiros en cada línea
de su libro Y otra vez el amor.
A
Ramiro Suárez comencé a leerlo, es decir, a escudriñar sus palabras,
en Desde el rincón celeste, un volumen de cuatro poetas
de Génali, en 1984. Trece años después, en 1997, dio
a conocer su primer libro personal: El
pretexto es el amor, cuyo contenido de 24 poemas
reflejaron su tono preferido, el pronunciamiento del corazón
a la silueta femenina, al nombre amado.
Brígido
Redondo, en el prólogo de El pretexto es el amor, señaló
que Ramiro ...“sube su amor al amor de las palabras y lo
relaciona con cuanto le rodea. No está avasallado por el sentimiento;
sino que, siendo criatura ternurosa, va de trecho en trecho
diciendo el ejercicio en el que vive y en el que amansando su
vigor en un ejercicio amoroso en el que invierte fragor de cuerpo
y lucidez de razón; su pasión de hombre y su pasión de poeta
en un ejercicio vivencial pleno y reconocido en la otra parte
que le complementa el deseo, el ansia de decir.”
Al
entregar a los lectores un nuevo árbol donde trepar sea el segundo
impulso lírico, Ramiro Suárez evoca el recuerdo de añejas hojas,
recogidas por los años, para plasmarlo en 30 ramas de versos,
que al mecerse al paso de los ojos, vayan mostrando su dolor
y nostalgia, como un reflejo de vida, al afirmar: “Sin ti/
la vida es cascarón/ barnizado con fastidio y sal/ donde la
muerte/ suelta sus nudos/ sobre mi sombra/ doblada y dolorosa”.
En
Qué haré, uno de los poemas que Ramiro ofrece
al público, externa con melancolía su pasado inmediato, su rompimiento
con la mujer que lo acompañó durante veinte años: “Qué haré/
para volver a las cosas/ que sólo tú encierras/ al calor de
tus huesos/ donde tantas veces/ descansó mi ternura.”
En el texto No lloro, un lamento incesante
lo obliga a desnudar su alma en pleno día, como otros reflejo
de lo anteriormente mencionado: “No lloro/ porque en el naufragio/
haya perdido el puerto/ o porque habiendo/ razones para escribir/
las cartas se oxidan de esperar./ (...) Simplemente no lloro/
porque estaré en la nostalgia/ que junto a tu nombre/ quede
cuando me vaya.”
Ramiro,
en su esfuerzo por renovar sus raíces, clama: ...“la sangre
nueva/ la fortaleza amorosa/ (...) tomo el encanto/ que cabalga
el pensamiento/ para humedecer estos ojos/ donde sigues habitando.”
Y
otra vez el amor es recompensa a su tozudez poética y a
su equilibro entre el ejercicio físico y el intelectual.
Con
motivo de cumplirse el 30º Aniversario del grupo Génali,
los que lo conforman editaron el tercer tomo de la colección
Garganta del sol, volumen que contiene la segunda obra
de Ramiro. En esta ocasión, se realizó con el apoyo económico
de ciudadanos de Calkiní y de integrantes del grupo (incluyendo
al autor). Se intenta recolectar la obra de escritores locales
o de quienes alguna vez residieron, como Ramiro lo hizo mucho
tiempo, en el terruño de los Ah-Canul.
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