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Columna de Teresita

Bondades del amor

(15 de febrero de 2011)
 

 

La mercadotecnia es un gran motor para la actividad comercial y los medios de comunicación, el poder generador de cambios en las ideas, creencias y conceptos en las personas. Ambos factores influyen directamente en las ideologías y prácticas, así como, en los comportamientos humanos. Hace unos días, la insistencia en la celebración del día del amor y la amistad, es claro ejemplo. Si bien, las estrategias mercantiles, saturación de impactos de los medios electrónicos y el consumismo generalizado en los diferentes niveles sociales, incrementan las condiciones materialistas, amenazando la inteligencia emocional y espiritual de los seres humanos.

El amor es un sentimiento invisible, fuerte y positivo, su existencia impulsa desde el interior el pensar y el actuar. A través de esta manifestación se alimentan las relaciones humanas. La disposición biológica establece las funciones fisiológicas del organismo, el potencial del cerebro y la actividad hormonal, generan respuestas automáticas ante los estímulos percibidos en el cuerpo; por ejemplo, el beso y la caricia. El amor en sus variadas formas de expresión hace posible vínculos afectivos entre padres e hijos, amigos, hermanos, novios, esposos y amantes. Cuando ese apego existe, la armonía en la convivencia es garantía de un ambiente sano y reconfortante.

La fuerza del amor enciende pasiones y pensamientos positivos, no lo hace con esa intensidad, un globo o una caja de chocolates, mucho menos una tarjeta de crédito. La generosidad de un sentimiento amoroso derrocha sustancias saludables para la afectividad, un abrazo afectuoso, un saludo cordial, un beso en la mejilla, en la boca o la frente, es bienvenido; la mirada tierna o una caricia, reflejan destellos de ternura. El amor no se invierte en una sucursal bancaria, se deposita en el corazón y desde ahí generan ganancias. Tampoco se descompone, destila una sensación placentera. El amor es la chispa que enciende la pasión de lo que haces; brilla como el sol, perfuma como gardenia y ennoblece al ser más aguerrido.

Se ha generalizado el 14 de febrero como el día del amor, el amor no tiene días en el calendario, está presente en el pasado y en el ahora; ni tiene hora o estación, florece en primavera, su fronda se esparce en el verano, cambia de color en el invierno y se engrandece en el invierno. Celebre a cada instante el amor, ámese, viva enamorado. Deje brotar el amor, es un combustible renovable; su valor aumenta cada vez que lo usa consigo mismo, el prójimo, la familia, el trabajo, el país y la naturaleza. Amar la vida es el cimiento de la fuente de la felicidad.

San Francisco de Campeche. 15 de febrero de 2011.

 
 
Fuente: Texto enviado por Teresita Durán Vela; 15/02/2011 // Imagen: detalle de fondo de escritorio, elaborado por Juan Manuel Berzunza; 2008