Inicio de la página
Comentarios, artículos, columnas...
 
Columna de Teresita

Equidad e igualdad para las mujeres

(3 de marzo de 2011)
 
Mujer, creación perfecta,
no ocultes la belleza de tu sonrisa, ni las lágrimas.
En ti, habita el poder, la inteligencia y la verdad.
¡Despierta!

 

Mujeres y hombres son artífices de la historia de los pueblos, la participación de ambos, ha generado movimientos, luchas y logros. Desde finales del siglo XIX, surgió la idea del reconocimiento de los derechos humanos de las féminas, en esos tiempos de expansión y turbulencia, el rol de las mujeres, era menospreciado y descalificado. Fue gracias a la voluntad, perseverancia y trabajo de grupos de mujeres, en busca de justicia y libertad, lo que impulsó un movimiento mundial a favor del respeto de sus derechos.

En la actualidad, millones de mujeres viven limitadas por sistemas políticos, patrones culturales, marcos ideológicos y creencias religiosas; ahogadas en la angustia y el sufrimiento, prisioneras de hombres, rehenes de la miseria, limitadas por la ignorancia y discriminadas por su género. Expuestas a trabajos forzados, sin derecho a educación, libertad para vivir su propia sexualidad, disponer de servicios básicos de salud y alimentación. Millones de niñas aun no concluyen la educación básica y sí están sometidas a una relación marital desde temprana edad. La situación es lamentable. ¡Una realidad incongruente en pleno siglo XXI y en la era de la información!

En México, el panorama no es tan lejano de lo que sucede en las naciones musulmanas, las etnias africanas, barrios de la India, favelas de Brasil o las migrantes rumanas. La diferencia es próxima, en otro contexto geográfico, existen tarahumaras analfabetas, jóvenes violadas, explotadas, mujeres indígenas extremadamente pobres, sin empleo; otras, son víctimas de las redes de trata de personas, más, las atrapadas en adicciones o quizá en algún cartel del narcotráfico.

La crueldad somete el peligro, impidiendo el pleno desarrollo de sus capacidades, negándoles el ejercicio de los derechos humanos y el respeto a su vida. Este lado oscuro de la realidad, no puede ocultarse como muchos quisieran. Es parte del paisaje de los centros urbanos y rurales, está identificado por las autoridades –incluso registrado en las estadísticas- sin embargo, la justicia no está de lado de ellas. Los discursos oficiales son emotivos, campañas, programas, apoyos van y vienen arropados por la cultura de la equidad de género, una libre vida sin violencia y políticas de no discriminación. Esfuerzos limitados, en tanto no existan entornos sociales de corresponsabilidad; familias, escuelas, comunidades, instituciones, legislaciones y gobiernos sensibles y justos.

Afortunadamente no todo el género femenino de la población mexicana, está sitiado por ambientes negativos, un buen porcentaje niñas y jóvenes asiste a la escuela, realizan algún trabajo, tienen un lugar en las universidades, compiten por puestos gerenciales, realizan activismo político y social, dan voz al silencio de las oprimidas, se atreven a sostener la bandera de la igualdad de oportunidades y defienden sus derechos. Asumen obligaciones ciudadanas y se comprometen a realizar actos de valor y decisión de mujeres comunes.

En el marco del día internacional de la mujer, sirvan estas ideas como puntos de reflexión para garantizar el respeto a la igualdad y equidad de todas las mujeres. Las niñas y adolescentes son dignas de una vida familiar, agradable, en donde la violencia se disipe; ellas merecen trato respetuoso por parte de maestros y compañeros escolares, son parte valiosa de la sociedad y también tienen el potencial para desarrollar sus habilidades, crecer y aprender, salir de la ignorancia y vencer las barreras culturales que las relega en el fondo del oscurantismo.

Los esfuerzos institucionales servirán de poco o nada, en tanto las mujeres no tomen decisiones; con voluntad, educación, participación, preparación y esperanza, ellas tienen el potencial intelectual, la sensibilidad y los valores para reedificar su ser, empoderarse de su propio yo, para actuar con razones en la defensa de sus derechos, asumir las obligaciones ciudadanas y alcanzar una vida plena.

¡Mujer haz de la vida tu victoria!


San Francisco de Campeche, Cam. 3 de marzo de 2011.

 
 
Fuente: Texto enviado por Teresita Durán Vela; 3 de marzo de 2011