Se
fue dando también, en el contacto con algunos
de los familiares que son sacerdotes y religiosas que
nos visitaban, aunque en un principio el llamado no
fue claro, se fue dando paso a paso. Se dio la invitación
por una insistente religiosa de las Operarias de la
Sagrada Familia, la Hna. Angelina Tejeda.
¡Ah,
que monjita!, y que espero siga pidiendo a Dios por
mí en sus oraciones.
Un
día, ingresé al instituto de los Misioneros
de la Sagrada Familia, que tiene su casa central en
la ciudad de Uruapan, Mich., donde poco a poco fui conociendo
la misión que el Señor le había
encomendado a la Iglesia, y los diversos campos en los
que podemos servir.
Teniendo
aunque de manera difusa, pero a la vez viva la presencia
del fundador de los M.S.F., hoy Siervo de Dios el Pbro.
Don José Ochoa Gutiérrez, sacerdote de
la Diócesis de Zamora, sacerdote en el pleno
sentido de la palabra, lleno de sencillez y vida espiritual,
y que ha dejado para el Instituto una imagen de entrega
y santidad.
¿Porque
decidió ser sacerdote?
Ya
como religioso de los M.S.F. tenemos la opción
de servir en los direrentes campos que el Instituto
atiende en las diferentes diócesis de nuestra
patria: colegios, parroquias, misiones. Para mí,
fue un largo camino en diferentes campos de trabajo,
inicié por el trabajo manual en las granjas y
en las huertas que tiene el Instituto para ayudarnos
en la formación y apoyar economicamente las casas
de formación.
Después
participé en el campo de la educación,
mientras estudiaba la Normal, de ahí pasé
al trabajo, y más tarde al apostolado de la parroquia
que siempre me había atraído, con esa
experiencia en los diferentes campos de apostolado del
Instituto, se fue perfilando en mi vida el servir al
Señor dentro del presbiterio, donde mis superiores
dieron su parecer en ese entonces el hoy Obispo de Tacámbaro,
Mich., Don José Luis Castro Medellín.
Cursé
mis estudios en el Seminario Diocesano de Morelia del
cual guardo gratos recuerdos, porque fuimos un grupo
numeroso y nos ordenamos 25 compañeros, teniendo
entre nuestros maestros a Don Carlos Suárez Cázares
y otros que hoy ocupan diferentes sedes diocesanas.
¿Cuál
fue su experiencia más grata de su estancia en
el Seminario?
El
descubrir todo el campo al que Dios me llamaba a cultivar
con cariño, y el amor a los pequeños poblados
y en la relación con todo el pueblo de Dios.
Así fue dándose mi vocación y eso
ha sido hasta el día de hoy donde el Señor
me ha llamado a servir, y me siento feliz por su llamado.
¿Qué
fue lo que más le ayudó a madurar su opción
vocacional?
La
entrega, la generosidad, la sinceridad y el amor de
muchos de mis hermanos religiosos, entre otros: el Hno.
Ernesto Montañez, hombre de Dios, maestro y religioso
de generaciones, el Sr. Obispo, Don Miguel Patiño,
mi maestro en el noviciado a quien le debo mucho de
mi formación, al Pbro. Rafael Calderón,
mi primer párroco, que con su alegría
y risa franca a pesar de sus años festejaba su
vida y consagración. A la fe, al apoyo de mi
familia y amigos, que con su cariño y oración
estuvieron junto a mí en muchos momentos y me
han ayudado a amar lo que soy, gracias a todos.
¿Qué
le diría a los jóvenes que tienen inquietud
vocacional?
Hay
tantas cosas que me gustaría decirles, pero esto
es un espacio pequeño para hacerlo, sólo
me gustaría decirles lo que ya dijo el Señor
y que no es algo nuevo, sin embargo es algo siempre
presente: ..." La mies es mucha y los trabajadores
pocos..." Ven y sígueme... Pero a veces
hay tantas cosas que te preocupan y te turban en la
vida... Cuando una sola es necesaria..." (Ver tex.
Bíblicos).
Escuchen
esa voz y verán que hay un lugar para ustedes
en este campo, y el Señor sigue llamando hoy,
pero a veces hay tanto ruido y diversión en la
vida de los jóvenes que se olvidan de escuchar
a Dios, estén atentos y dejen que Dios hable
a su corazón.
¿Qué
palabras le dirigiría a los seminaristas?
Sean
valientes muchachos, sean generosos para darle al Señor
y no lo hagan a medias, háganlo con apertura
de corazón, con voluntad firme, cultiven esa
vocación hasta en los pequeños detalles
de la vida y ténganlo por seguro que el Señor
les dará el ciento por uno y la vida eterna.
Quieren más que la palabra de Él. ¿No
creen que sea suficiente garantía para que lo
sigan? |