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En
este ramo sobresalen los hermosos bordados de Dzitbalché,
Santa Cruz Pueblo y aquéllos del barrio de Kilakán, con
todas las innovaciones en material y diseño. En esta actividad,
la mujer es la encargada exclusiva de bordar en algodón
u otra tela.
Los
famosos huipiles adornados con vistosas tiras floreadas
en múltiples colores matizados, ya sea a mano en el tradicional
chocbi-chui, el punto de cruz o a máquina, se clasifican
en los siguientes tipos por su modo de uso:
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1) el casero, que se adorna austeramente –se compra actualmente
una tira pintada incluso, que simula el bordado; y 2) el
de gala, o terno, compuesto por: a) el huipil bordado con
hilo de lino y aplicaciones en chaquira, una innovación
de los últimos años; b) el justán o fondo bordado que va
debajo del huipil –el adorno bordado con encaje debe tener
un largo a la altura del tobillo; c) el rebozo de seda;
y d) para los días de fiesta se complementa con todo un
paquete de accesorios como collares, cadenas, anillos, peinetas
y moños en colores muy vivos. Estos accesorios van de acuerdo
con la posición social y económica de su portadora. |
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Fuente:
RODRÍGUEZ RUIZ, Socorro. Un arte, una tradición. Calkiní:
Una historia compartida. H. Ayuntamiento de Calkiní, Cam. Ediciones
Nave de Papel. 1999. 138 pp.
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